La alegría volvió este domingo a las calles de la ciudad con la procesión del Resucitado, que desplegó toda su belleza en un cortejo desbordante de color que duró más de cinco horas.

El buen tiempo acompañó al último desfile de la Semana Santa en el que el público se volcó por completo, ya que, tal y como indicó la Cofradía blanca, más de un millar de personas entonaron la Salve cartagenera en la recogida de la Virgen del Amor Hermoso, a las puertas de la Iglesia de Santa María de Gracia.

A lo largo de todo el recorrido empezaron a asomar los abanicos y cada uno buscaba la mejor forma de resguardarse del sol, aunque la fresca brisa fue de bastante ayuda para portapasos y penitentes.

Miles de móviles enfocando a los tercios y tronos a su paso por el centro de la ciudad constataron la importancia que se ha granjeado la procesión más joven de toda la Semana Santa cartagenera.

El hermano mayor de la Cofradía del Resucitado, Bernardo Simó, que se ha estrenado este año en el cargo, agradeció a todos los cartageneros la buena acogida que dieron a la procesión, así como el esfuerzo demostrado por los miembros de cada una de las agrupaciones que conforman la Cofradía blanca.

La calle del Cañón, por la que los portapasos de la Virgen del Amor Hermoso suben la imagen a la carrera, estaba ayer repleta de cartageneros y visitantes que consideran este momento como uno de los más emocionantes de la procesión.