El color blanco presidirá la segunda procesión del Sábado Santo, un día triste y marcado por el luto en víspera de la buena nueva, que llegará a las doce de la noche, con la Resurreción de Cristo, según anuncian los Evangelios.

Aunque los guantes, el cíngulo y la sandalias son negros, destacará el blanco sobrio de las túnicas y los capirotes de la cofradía del Santísimo Cristo Yacente y de Nuestra Señora de la Luz, que partirá a las siete de la tarde desde la Iglesia San Juan de Dios.

«Tenemos mucha responsabilidad, porque hay muchas ilusiones puestas en un sólo día. Por eso estaremos nerviosos hasta el último instante, hasta que no se cierren las puertas del templo», revelaba Rosario Alcázar, la presidenta de la cofradía.

El recorrido de la procesión no varía, aunque la novedad de este año es la presencia de un pequeño grupo de mantillas (tres o cuatro manolas) que velarán al Cristo (esculpido por Diego de Ayala en 1574), recordando y rememorando las promesas que salían antiguamente. También marchará sobre las calles de Murcia la Señora de la Luz en su Soledad, una obra anónima del siglo XVII.

Se trata además de un cortejo que profesa el respeto y el recogimiento por la muerte de Jesús, por lo que el silencio es absoluto. De hecho, es la única procesión que no transita acompañada de ninguna nota musical. Únicamente se escuchará el sonido de la campana, que avisará el comienzo del desfile.