Pliego está situada en la parte central de la Región de Murcia, junto con los municipios de Mula, Campos del Río y Albudeite, y está abrigada por la umbría de Sierra Espuña.

La historia de la localidad se caracteriza por su profusión de acontecimientos, de los que han quedado numerosos vestigios. El origen del actual municipio fue el Caserío Mudéjar, un pequeño grupo de edificios recogidos al borde del barranco de la Mota. Como no disponía de murallas, el núcleo urbano se protegió mediante un sistema defensivo denominado casamuro, que perseguía cerrar el contorno externo del poblado. La arquitectura de la ciudad apenas ha sido alterada con el paso del tiempo, conservando la estructura de las antiguas alquerías islámicas y la tranquilidad de un pueblo de agricultores. En su trazado urbano, casi medieval, se revelan el pasado y el presente de sus gentes.

Paseando por su historia podemos encontrar yacimientos arqueológicos que se conservan en la actualidad. Entre ellos es de destacar el Castillo de Pliego, quizás el monumento más señero, que aún conserva parte de la Torre Principal y de la Antemuralla. Desde el mirador de este castillo se observa el Poblado de Mota, considerado Bien de Interés Cultural. Se trata del primer asentamiento medieval islámico de importancia en la zona. Otros yacimientos son el de la Almoloya, poblado argárico del que se tuvieron las primeras noticias en 1900 y Los Cabecicos, de época romana, donde se encontraron restos cerámicos de ánforas, conservados en el Museo Arqueológicos de Murcia.

En lo que respecta a los monumentos religiosos es fundamental la visita de la , que se terminó de edificar en el año XVI. Dentro del edificio, que presenta una planta de cruz latina, se puede contemplar una escultura del santo tutelar procedente del templo anterior, y una Virgen con el Niño. El turista puede completar el recorrido eclesiástico con la Ermita de la Virgen de los Remedios.

Muchos restos de la historia del municipio se ubican en el museo de la Almazara Santiaguista, sencillo espacio que alberga una almazara tradicional que hasta hace 20 años todavía se utilizaba para hacer aceite. En el interior de la galería se puede ver la antigua maquinaria original y la sala donde se encuentra la bodega para la conservación de este producto.

Compartiendo ubicación con el ayuntamiento de Pliego, y frente a una de las fachadas de la Iglesia de Santiago, se encuentra la que fuera casa del político y escritor Federico Balart. Su rehabilitación ha conservado la curiosa decoración del dintel de la puerta, compuesta por una custodia con dos cabezas en su base, conservada y rehabilitada durante centurias. Continuando nuestra visita, el turista será recibido por la llamada Torre del Reloj, cuya construcción pertenece al siglo XIX.

La influencia del agua

Desde la construcción del asentamiento medieval de Pliego hasta su posterior evolución moderna, el agua influenció notablemente en la planificación urbana. El manantial natural que existía a los pies del barranco de la Mota permitió la creación de una fuente donde el agua era reconducida. Se utilizaba para el abastecimiento de la población y también como abrevadero para los animales de carga y labor. La conocida Fuente de los Caños se sitúa en los límites del casco urbano. Consiste en una serie de caños de bronce que arrojan el agua sobre un paliar de piedra. De la fuente, el agua desciende a través de una canalización atravesando el pueblo. Finalmente, el líquido quedaba recogido en una balsa de riego.

Durante la noche la balsa está recogiendo agua de la fuente que al llegar el día se aprovechará para riego. Este sistema ancestral está basado en una justa y proporcionada distribución de los recursos. El agua disponible se reparte en tandas que se miden en función del tiempo y la presión con la que sale el caudal. En su conocida calle del Agua existen dos molinos harineros a los que el agua que bajaba daba impulso.

CREENCIAS HACIA EL CULTO

La fe que despierta el patrón de los agricultores

Una festividad que ha adquirido fuerza en los últimos años es ´San Isidro Labrador´, patrón de los agricultores que se viene celebrando el sábado siguiente a la festividad del Santo (15 de Mayo). San Isidro es bajado en romería desde su ermita de la Virgen de los Remedios, en la que reside todo el año, hasta el paraje del Albergue. Este acto es seguido por cientos de devotos. Para esta celebración, el pueblo se engalana con los trajes típicos huertanos, que lucen en varias carrozas construidas artesanalmente, recorriendo las calles de Pliego. Se trata de una fiesta en la que los actos religiosos se entremezclan con los actos culturales y propiamente lúdicos.

Las fiestas patronales que tienen lugar en septiembre, Semana Santa, el carnaval o San Marcos, complementan la oferta festiva de la localidad de Pliego, en las que todos los vecinos participan de forma activa aportando al pueblo un color especial.