­Ricote es un destino ideal para descubrir tesoros naturales e históricos inigualables del interior de la Región. Esta villa, antigua fortaleza a la que los árabes llamaron Alarbona, es la única de su comarca que no se asienta a orillas del río Segura, aunque está enclavada en un auténtico vergel. Su entorno es el de un valle rodeado por montañas, en las que destacan el pico de Almeces, con 1.153 metros de altura, y las pinadas de la sierra de La Bermeja.

Ricote ha estado habitado desde tiempos remotos, aunque fue en la época islámica cuando comenzó a tener una gran relevancia por su emplazamiento estratégico. La referencia más antigua a esta población data del año 896 y está asociada al castillo Al-Sujayrat, o ´los peñascales´. A la sombra de esta fortaleza se levantó Ibn Hud contra los almohades en 1228. Por aquel entonces la población debió gozar de una relevante vida económica y cultural, a juzgar por las figuras que dio: Al-Raqutí, a quien Alfonso X puso al frente de un centro de estudios superiores, y Muhammad Ibn Sabín, sabio y místico sufí que estableció una nueva línea teológica denominada sabiní.

A partir de 1285, la Orden de Santiago guió los destinos del Valle, estableciendo una estructura señorial en la que tuvieron cabida los dos grupos sociales ubicados en el Valle: las estructuras soberanas de la propia Orden, y las aljamas y hombres buenos del valle que dirigían los destinos de los mudéjares. Con la conversión de estos últimos, a finales del siglo XV, aparecería la minoría morisca, «que tuvo una destacada actividad bajo el señorío de la Orden de Santiago, así como un gran protagonismo historiográfico, al haber sido los últimos moriscos expulsados de España», explica el cronista de Ricote, Dimas Ortega.

El municipio cuenta con un legado artístico y patrimonial sobresaliente, en el que destaca la iglesia de San Sebastián, del siglo XVIII, levantada según los más estrictos cánones del Barroco. En su interior guarda obras notables, como una imagen de San José realizada por Francisco Salzillo y otra del titular de la parroquia, San Sebastián, que data del siglo XVI, además de otros bellos elementos arquitectónicos y escultóricos. La decoración es típica del barroco, con pinturas geométricas en tonos azulados, entre las que destacan las realizadas al óleo sobre lienzo en las pechinas.

En el presbiterio hay una gran pintura de Muñoz Barberán que representa la glorificación de San Sebastián. Otra de las joyas del templo es el órgano policromado que fue donado por la familia Llamas en 1743 y construido por Joseph Meseguer. Además, la parroquia cuenta con una pila bautismal de 1683, procedente de la ermita de la Virgen de las Huertas.

El palacete de Llamas

El Ayuntamiento tiene su sede en el palacete de Llamas o Casa de los Álvarez Castellanos, un edificio de 1702 (declarado Bien de Interés Cultural) del que destaca su fachada, la escalera noble y la rejería. La Casa de Hoyos y el Palacio de la Encomienda son otros lugares de interés dentro del entramado de calles estrechas que delatan el origen medieval del pueblo.

Los valores urbanos tienen como marco vergeles de huerta y una sierra en la que crecen las vides que dan cuerpo al famoso y artesanal vino de Ricote, savia de una gastronomía rica en sabores, en la que destacan platos como los cardos rebozados y los cordiales de almendra.

Las leyendas de la ´Olivera Gorda´

La ´Olivera Gorda´ es un árbol milenario lleno de leyenda y todo un símbolo ricoteño. Según la tradición oral, la conquista de Murcia por Abend Hud se fraguó frente a este olivo, situado al borde de la carretera entre Ojós y Ricote. Otra historia popular dice que el último rey moro del Valle de Ricote hizo entrega de las llaves del reino y firmó la entrega de la zona al bando cristiano también con este olivo como testigo. La ´Olivera Gorda´ es un ejemplar de la especie Europacea oleaster, conocida también como acebuche, ullastre u olastro. Está catalogada por el ICONA y es una variedad de la flora silvestre de la Región especialmente protegida. En 2009, el emblemático ejemplar de Ricote fue galardonado en los Premios Árbol y Bosque del Año, en la categoría de Árbol Histórico.