Una fuente que no puedo revelar, pero de total solvencia, advirtió a este periódico que Ciudadanos había ofrecido la consejería de Transparencia a Joaquín Ángel de Domingo y que el magistrado había aceptado el cargo. La primera consulta la hice a Isabel Franco, quien trasladó un desmentido: «No hay nada acerca del Gobierno ni lo habrá hasta después de la investidura. Sobre quién puede ser el titular de esa consejería, tampoco. Además, no tenemos el propósito de incorporar a independientes». Muy bien. Pero yo tenía la obligación de llamar también al protagonista. No tuve que hacerme de rogar para que lo confirmara al instante: le habían ofrecido el cargo y lo había aceptado, aunque le pidieron discreción hasta la investidura: «Creía que esto sólo lo sabíamos dos personas, pero veo que ahora, contigo, somos cuatro», dijo. Le pregunté si había hablado con Isabel Franco. «No, con ella no», fue su respuesta. Y me explicó lo que comenté ayer: algún tiempo antes lo habían contactado desde la dirección nacional de Ciudadanos, pero entonces no se decidió. Sólo lo hizo cuando la diputada Ana María Martínez Vidal, hará, según calcula, unos quince días, lo animó a que se lanzara.

Deduje que o bien Franco me había mentido por el interés de no destapar aún los proyectos de nomenclatura de su parte del nuevo Gobierno, o bien que eran otros quienes estaban estructurando el equipo sin consultarle mientras ella se ocupaba de la negociación, con el PP, del pacto de gobernabilidad con Vox. No podía ser de otra manera, y en una organización como Ciudadanos no era extravagante que algo así ocurriera. Téngase en cuenta que la intermediación de Martínez Vidal podría haberse producido por indicación de su mentora, Valle Miguélez, que es quien en esta etapa aparece como la dirigente regional de Ciudadanos con más fuerza orgánica, si bien, como siempre, desde una discreción a punto de invisibilidad.

Pero también recordé una frase que escuché a Isabel Franco poco después de las primarias que la convirtieron en candidata autonómica cuando le pregunté por la lista electoral de Ciudadanos: «Las listas electorales las decide el partido; los Gobiernos los eligen las presidentas». Si esto es así, será ella quien designe, como vicepresidenta del Gobierno, a los tres consejeros que la acompañarán junto al equipo de López Miras, aunque sin duda con el visto bueno de la dirección nacional. Traducido: Valle Miguélez diseñó la candidatura electoral, e Isabel Franco hará lo propio con su miniGobierno. Y, por lo que deduzco, a ella, a Franco, no se le ha pasado por la cabeza nombrar a De Domingo, aunque éste haya dado su aceptación a integrarse en el Gobierno creyendo que recibía una oferta oficial.

Ayer, casi a la misma hora de la mañana, Franco mantenía su desmentido ante los periodistas que le preguntaron en la Asamblea Regional mientras De Domingo confirmaba el ofrecimiento y su aceptación en declaraciones a Onda Regional. Lo llamé en la tarde de ayer para recoger sus impresiones: «Bueno, yo he respondido la verdad a todos los que me han preguntado. Pero no quiero ser un problema. Si mi nombramiento sale, bien; si no, también bien».

Puede que una clave de la confusión se deba a que su contacto inicial con la dirección de Madrid fue con Toni Roldán cuando éste era todavía secretario de Programas del partido, muy probablemente a través de quien disponía del equivalente título en Ciudadanos-Región de Murcia, Miguel López Bachero. Ninguno de ellos milita ya en ese partido: han dejado sus cargos y carnés por discrepancias con la línea política de pactos a ultranza con el PP más las negociaciones con Vox.

Un contacto, el de Roldán con De Domingo, llevado a cabo en Murcia, en que no se le ofreció a éste entonces perspectiva de cargo alguno, sino tan sólo se le recabó, como también a otros, una radiografía de la situación de la Región. Pero aunque esto fuera así, es obvio que un partido que busca promover sus planteamientos entre personalidades de prestigio no se acerca a un juez si no es para indagar, más o menos sutilmente, acerca de una responsabilidad política en el futuro, pues los jueces, como los militares, no pueden integrarse en organizaciones políticas ni desarrollar proselitismo alguno en favor de alguna de ellas si no es tras desprenderse, provisionalmente o no, de la toga. De modo que De Domingo pudo interpretar que en realidad lo estaban tanteando, pues de otro modo ¿para qué se acercaban a él si como juez no tenía cosa que hacer en el partido?

Precisamente el hecho de que fuera Toni Roldán quien primero tomara contacto con De Domingo pudiera ser la causa de que ahora haya podido quedar 'quemado'. En el entorno de la dirección de Ciudadanos se señala que «las cosas han cambiado mucho en el partido desde la salida de Roldán o precisamente por ella, y estamos en un proceso de reconstrucción que apenas se ha iniciado». Parece que el concepto 'prietas las filas' se impone como primera medida, y todo lo que suene, aunque sea de lejos, a los discrepantes entra en periodo de veda. Es probable que la radiografía política de De Domingo esté en las carpetas de dirigentes nacionales como Hervías o Villegas, y con buena nota, pero aquel contacto inicial con Roldán podría desactivar su futuro en la gestión institucional, algo que no habrían calculado quienes creían que todavía estaba en promoción, y le habrían animado a que diera el paso adelante, además con éxito.

Dicen también en Ciudadanos que «si hay algo seguro es que al Gobierno no se van a incorporar independientes», como ya he reflejado que dice Franco, y la razón es que «no hay tantos cargos a nuestra disposición como para que sea necesario recurrir a ellos». No es por causa cualitativa, sino cuantitativa, por lo visto. Este veto a los independientes (que no ha afectado a Alberto Castillo, quien mantiene su condición de no filiado, lo que no le ha impedido alzarse a la presidencia de la Asamblea Regional) es, dicen, el sobreentendido con que se le cerraría la puerta a De Domingo. En la línea tradicional de Ciudadanos, que conjuga con cierta confusión digo y Diego, es muy probable que en su día expusieran a De Domingo que precisaban de personalidades independientes como él, y ahora digan que no pueden contar con él precisamente por ser independiente.

Para reforzar aún más que la cuestión de De Domingo no está en modo alguno cerrada, las mismas fuentes cercanas a la dirección de Ciudadanos insisten en que «sobre el Gobierno no hay nada ni siquiera de lo que se ha dado por hecho desde el principio, salvo la vicepresidencia de Isabel Franco; todo lo demás son especulaciones», lo que deja también el aire la consejería que se atribuye a Martínez Vidal.

Lo que parece claro es que este partido acierta en la necesidad de su reconstrucción tras el vendaval a que se ha sometido con la política de pactos. Necesita proyectar la seguridad de que hay alguien a quien podamos creer, que no intenten hacernos pasar por coherentes sus improvisaciones y derivaciones, que procuren no liar demasiado a la gente que se les acerca o a la que se acercan y que son un partido serio que sabe gobernarse a sí mismo toda vez que van a intentar cogobernar la Región. Que sean, por lo menos, transparentes, ya que van a controlar la consejería de Transparencia.