El legado cultural y político de Mayo del 68. El acontecimiento de Mayo del 68 protagonizado por estudiantes y obreros en París, es el epicentro de un movimiento revolucionario moral, cultural y político, donde confluyen los movimientos estudiantil, obrero, feminista, pacifista, y ecologista, con un espíritu de transformación social que se manifiesta al mismo tiempo en diversas partes del mundo, incluso en España (El concierto de Raimon en la Facultad de Ciencias Políticas, Económicas y Comerciales de la Universidad Complutense el 18 de mayo de 1968).

Mayo del 68 es el Mayo francés con sus características propias, con el éxito del movimiento libertario y el significado político del movimiento 22M que lo acompañó mientras las gentes ocuparon las calles, las universidades y las fábricas, pero también es la Primavera de Praga, la matanza militar contra los estudiantes en la plaza de Tlatelolco en México DF, los asesinatos de Martin Luther King y Robert Kennedy, la repulsa a la guerra de Vietnam, y la muerte del Che Guevara.

A partir de 1968 la izquierda gana la batalla cultural pero la derecha gana la batalla política. Aunque el poder continuó en su lugar tuvo una repercusión cultural revolucionaria: poner en tela de juicio la estructura político-jurídica del modelo social capitalista que se instaló como modelo de democracia tras la Segunda Guerra Mundial, y ser una revuelta contra el orden moral y otros límites que se consideraban abusivos.

Uno de los legados del 68 fueron las nuevas formas de identidad transformadoras: la reclamación de la identidad individual, cultural y sexual, el individualismo que el mercado supo explotar con éxito. Los sueños revolucionarios encontraron un resultado contrario al que buscaban: el individualismo económico llevado a su extremo. El neoliberalismo irrumpió a partir de los años 70 y sobre todo en los 80, y éste fue el principio del fin del Estado del bienestar.

Mayo del 68: la revolución que se olvidó de las mujeres y que generó un nuevo feminismo. La escritora Marguerite Duras, la filósofa Simone de Beauvoir, destacadas actrices, directoras y cantantes como Caroline de Bendun, Bulle Ogier, Valérie Lagrange, Danièle Jacqueline Elisa Ciarlet alias Zouzou, Juliet Berto, también juristas como Giséle Halimi, estuvieron en la primera línea de las protestas. Anne Zelensky y Jacqueline Feldman organizaron un debate en la Sorbona sobre Mujer y Revolución. Las mujeres estaban en todas partes, en las universidades, en las calles y en las barricadas, pero no figuran sus nombres entre las protagonistas de la revolución, no juegan ningún papel político, el papel de la mujer queda silenciado, los líderes son siempre hombres, las mujeres entonces se enfrentaron al machismo de los hombres de izquierdas.

Aunque en el Mayo francés la mujeres no juegan un papel político, un legado indiscutible fue el avance del movimiento feminista. Las mujeres ya eran sujetos de derecho, habían ganado el derecho a ser libres e iguales, y ganaron culturalmente en formas de vivir, vestir, o amar, se consolidaron las ideas y la conciencia de la desigualdad que había supuesto El Segundo Sexo de Simone de Beauvoir escrito en 1949. En los años 70 surgió la discusión entre el feminismo de la igualdad y el feminismo de la diferencia. Las mujeres reivindicaron sus capacidades diferentes y las mismas oportunidades que los hombres. Mayo del 68 fue un preludio que sembró una nueva conciencia feminista que en los años siguientes provocó un cambio, una nueva oleada feminista después del feminismo sufragista liberal y social del siglo XIX.

La liberación sexual fue uno de los elementos clave del Mayo del 68, pero el machismo se reprodujo y la mujer quedó limitada a tareas subalternas. Esto no impidió el avance del movimiento feminista, sino que puso el embrión para el combate feminista, aunque también tuvo como daños colaterales que la mujer fue vista como un objeto sexual. El feminismo volvió a resurgir de su negación, un grupo de mujeres se encontró y se reconoció en el derecho a estar juntas, en la facultad de analizar y transformar el lenguaje, reclamar la autoridad de las mujeres y en definir el patriarcado como el símbolo de la dominación de los hombres y del orden global de las relaciones económicas. Las activistas se organizaron y en 1970 se crea el Movimiento de Liberación de las Mujeres, el MLF.

Mayo del 68: la semilla para el futuro crecimiento del ecologismo. La revolución de 1968 no se puede definir como un movimiento ecologista, pero sí como el germen que va a preparar el camino para la futura expansión de la ecología política, la rama política del movimiento ecologista, que surge en los años 70. La conciencia ecológica estaba presente en 1968. Rachel Carson, escribió Primavera Silenciosa; su publicación en 1962 se considera como el inicio de la conciencia ecológica y el nacimiento del movimiento ecologista. La conciencia ecológica de finales de los sesenta, unida a la lucha contra la energía nuclear y la urgencia del destructivo avance de la civilización capitalista, se manifiesta en movimientos sociales de signo ecologista y en el estímulo para el movimiento verde de los años setenta. Daniel Cohn-Bendit, lider estudiantil del mayo de 1968 se convirtió años más tarde en líder político del movimiento verde europeo.

En 1974 Françoise d´Eubonne acuñó por primera vez el término ´ecofeminismo´ en su obra Le féminisme ou la mort. Feminismo y ecologismo son dos derivaciones del 68, cada una con su propio desarrollo, la síntesis del ecofeminismo es oportuna y de importancia, como también lo sería el ecopacifismo, para el nuevo paradigma de la Justicia ecológica.