¿Qué hacer cuando has pagado tu hipoteca, tienes el futuro de tus hijos encarrilado y profesionalmente estás colmado desde la jefatura del servicio de Urgencias del Morales Meseguer? Una respuesta a esta pregunta puede ser: meterte en política. También podrías apuntarte a un curso de paracaidismo, hacer puenting o participar en apuestas clandestinas jugando a la ruleta rusa, pero en esas actividades se produce menos adrenalina. Si quieres escapar de la vida plácida, sal a jugarte la vida tomando la dirección del PSOE en Murcia como primer paso para poner tu cara en el cartel electoral de las municipales de 2019. Como actividad de riesgo se conocen pocas más temerarias que ésta. Aquí está el valiente: José Antonio Serrano, desde ayer nuevo secretario general de la coordinadora de las agrupaciones socialistas capitalinas, un órgano también nuevo.

¿Y quién es él, a qué dedica el tiempo libre? Hasta ahora, en política, lo que se dice en política, era un perfecto desconocido. Su notoriedad quedaba reducida al sindicalismo médico, y probablemente estaría hasta el gorro de que fuera identificado como «el marido de Lola Jara», quien sí ha tenido y tiene cargos en el partido. Y que, por cierto, entraría al Grupo Municipal Socialista de Murcia si se produjera alguna nueva dimisión en el mismo, pues está a las puertas en la lista de 2015, la del actual mandato.

Serrano es el prototipo de madurito interesante, con un estilo que parece calcado de lo que se lleva ahora en el PSOE: Pedro Sánchez y Diego Conesa, incluyendo esa obstinación por las camisas blancas. Parece salido de un muestrario del sanchismo, pero en el discurso se asemeja más al líder regional: está como en fase de entrenamiento, todavía con los objetivos difusos, aunque marque prioridades intuitivas. El programa y las ideas de cambio ya llegarán. En lo personal parece tenerle tomada la medida al alcalde popular, José Ballesta, pues al parecer ambos se conocen de un frecuente trato en el pasado prepolítico de ambos. Serrano, frente al ejerciente, muestra confianza en sí mismo. Se exhibe como un hombre tranquilo, de parlamento cálido y poco dado, en apariencia, al histrionismo mitinero. Tiene esas maneras higienizantes y austeras de los médicos.

Es sorprendente lo fácil que le ha resultado hacerse con la dirección del partido en un municipio en que el PSOE es un gruyere. Viene animado por el secretario general, Conesa, y a pesar de eso ha entrado sin apenas resistencia en un cuartel donde mandaba en votos María González. Ésta no ha plantado batalla y ha dejado el mundo correr. A Serrano apenas se le opuso un espontáneo, Federico Pastor, expedáneo del Esparragal, quien habría hecho de espárring en unas sosísimas primarias de previsible resultado en caso de que no se hubiera rendido de partida tras una conversación con el hoy ya secretario general. Tal vez esa conversación resultara productiva para el futuro político de Pastor a cambio de no perder el tiempo en la danza de las primarias.

Hubo, sí, un intento frustrado de parte de la actual portavoz municipal, Susana Hernández, quien amagó con optar a las primarias para competir con Serrano, y mantuvo la incógnita de su decisión hasta la última hora del último día. Incluso envió una parte de la documentación a la sede electoral, en Princesa, pero al final renunció a completarla ofreciendo sus motivos en foros internos. El doctor le había ofrecido el número dos de la candidatura (y esto a pesar de que estas primarias eran para el partido, no para las elecciones), y Hernández lo rechazó porque aspiraba a la primera plaza. Cabe suponer que después del desplante y de su indecisión a completarlo acabará perdiendo también la segunda. En política no suelen renovarse las ofertas. Pero, ojo, no olvidemos que habrá otras primarias para la candidatura electoral.

Este desencuentro entre el nuevo secretario general y la portavoz municipal puede entorpecer la acción política en el año preelectoral, lo que supone una nueva dificultad a los problemas que arrastra el PSOE y una nueva bolsa de oxígeno para Ballesta. Serrano tiene por delante la tarea de hacer trascender al PSOE, identificarlo, que el personal sepa de qué va y si se puede confiar de nuevo en él. Casi nada. De momento, la principal virtud del nuevo líder local es que parece un tipo transparente y sin hipotecas. Para empezar, no está mal, pero esto es muy duro, señor doctor.