Este año se cumplen los primeros cincuenta del fallecimiento en México del poeta León Felipe. Poeta en solitario, muy personal su poesía, León Felipe estaba exiliado en México desde 1938.

Se sabe que el presidente Cárdenas a los españoles ilustres y republicanos les daba pronto el visado para vivir y, si era posible, ayudaba en sus distintos momentos para que trabajasen allí, caso del lorquino Rafael Méndez, discípulo de Negrín, que había sido director general de Carabineros durante la República española y en México trabajó y fue director del Instituto de Cardiología de DF.

De esta misma manera y, trabajando en lo que le gustaba, el cine, vivió en México Luis Buñuel, y así mismo León Felipe, que fue agregado cultural de la embajada de la república española, respetada como tal por los mexicanos.

León Felipe ha sido uno de los grandes poetas de la España peregrina, como lo fue también, a su manera, Luis Cernuda. El caso de Felipe, muy personal en sus poemas, es sumamente interesante.

Amigo de la generación del 27 y de la de los 30, resume la España de la injusticia, del dolor y de la rabia. De toda aquella manera en que Machado, don Antonio, había montado una extraña manera de sobrevivir en las dos Españas, o, mejor, entre las dos Españas (Dice León Felipe: «Españoles / el llanto es nuestro / y la tragedia también?»).

La poética de León Felipe, está realizada desde los años 30 a los 60, y contiene todos aquellos elementos poéticos del caminante, de la luz, de la poesía revolucionaria, el éxodo y de la parábola, entre una poesía grave, fortalecida con aquellos momentos de violencia fascista, el exilio y el dolor del paso del tiempo, entre las rejas del peregrinaje, del exilio exterior e interior.

En Versos y oraciones del caminante dice así, con la sencillez aparente con que trataba su poética: «Ser en la vida romero / romero / sólo que cruza / siempre por nuevos caminos? / Que no se acostumbre el pie / a pisar el mismo suelo? / para que nunca recemos / como el sacristán / los rezos?».

Cómico de una compañía de teatro, su vida fue la de un bohemio, adelantado a aquella generación de los años 20 y 30 en Madrid. Sus traducciones de la poesía de Walt Whitman han dejado en él sus poemas