Alrededor de hacer un arroz hay todo un mundo. Por eso, uno de los motivos más jugosos, y es una metáfora que viene como el limón a la cerveza en verano, para quedar, es hacer un arroz. Para esto es imprescindible que haya en el grupo alguien no sólo capacitado para hacerlo y que sea comestible, además debe ser alguien que tenga la capacidad de salir de su casa con toda la familia, el sofrito hecho, las bicicletas de los niños, las mochilas, la comida del peque, la silleta, ropa de cambio, un bañador por si acaso a eso de las 13 horas, sin inmutarse, consciente de que el mejor arroz es el que se hace esperar, y pararse aún a la salida del barrio a comprar un pimiento rojo. Que un arroz arrebatao de playa a finales de abril no puede hacerse sin pimiento, no vaya a ser que al nivel del mar se nos pase un poco de cocción y no haya pimiento para revestir sabores.

Entonces, si tenemos al amigo en cuestión, tenemos casi todo para hacer el arroz. Hacer el arroz. Esto no es cocinar un arroz, esto es que haya ese equipo con el que combinar aportaciones como la lata de mejillones, la hueva y las almendras y la bandeja de dulces de la confitería autóctona más cercana. Por esto es importante que sea sábado. Sólo los más duchos se atreven a lo de ´hacer un arroz´ un domingo, jugándose quedarse sin sal, pimiento o tocinicos de cielo.

Con la preparación adecuada, y a nuestros cuarenta ya sobados hemos hecho migas en el campo y gazpachos en casas rurales, toda la parafernalia se puede montar en apenas quince minutos, con niños subiéndose a mesas incluidos y bicicletas dispuestas. Y entonces, el maestro arrocero del ´hacer un arroz´ se pone con el butanito y a sacar sus recipientes de alquimia sofritera, así como trucos de sabor envueltos en papel de aluminio€ y entonces, ya con las Estrellicas y Vernas fresquicas, empieza el momento para el que se ha quedado. Los veinte minutos, según altitud y latitud, que dicen los arrocistas, que no arroceros, en los que todos opinamos sobre la sal, la cocción y la fuerza del fuego€ Que luego sale el arroz y todos tienen algo de culpa de cómo haya salido. Cuando ya sobre las cuatro estás sentado y se abre el vino, lo de ´hacer el arroz´ ha sido ya un éxito. Porque es evidente, lo de ´hacer un arroz´ va de muchas cosas en las que, lo de menos, es el arroz, aunque ojo, es imprescindible un mínimo de calidad.

Gracias a Pedro, Cristina, Tomasso, Eva y Alicia, maestros arrocistas. ¿Cuándo hicisteis un arroz la última vez? Vale.