No creo que hayan sido las bajas pensiones ni, por supuesto, pasiones lo que ha llevado a nuestro presidente de la Comunidad de Murcia a incorporar a dos jubilados al Gobierno regional. El púber Fernando López Miras ha dado un gran paso al frente, aunque no sabemos si lo hace frente al abismo de las encuestas, y se ha enfrentado a su generación, que considera 'viejuno' todo aquello que frisa con los cuarenta. Ya nadie ve La 2 ni las películas en blanco negro ni recuerda lo denostados sonidos del teléfono fijo o de la música clásica.

El 'comando del biberón' que pulula por la Región pretende un cambio generacional brusco en todas aquellas instituciones y organizaciones que se pongan a tiro y desde las que, evidentemente, se pueda disparar contra todo aquello que, paradójicamente, suponga modernidad. Cambio por remozar la fachada, pero no para construir una nueva sociedad más justa e igualitaria. Antes al contrario, sus preceptos se reducen a reducir la libertad al ámbito económico. Ante tal deriva conservadora, yo me considero cada vez más joven y aplaudo la incorporación de los que algunos podrían considerar dinosaurios, los consejeros Fernando de la Cierva y Patricio Valverde.

No son los años, como tampoco lo es el sexo, lo que otorga o no aptitud y actitud. Igual se convierten en las estrellas del nuevo Ejecutivo, sobre todo Patricio. El único miedo que tengo es que ni el de Hacienda llegue a ver las cuentas equilibradas ni el de Fomento pueda esperar mucho más a la llegada del AVE. Larga vida para ellos y para el resto. También para los que salen que, seguro, recibirán buenos y nuevos trabajos como anestesia, no como aquellas jóvenes obligadas a abortar prematuramente en la Región de Murcia, que lo hacen con todo el dolor. Eso es lo que tenían que estar mirando los del 'comando del biberón' y no otras paridas.