Los vinagrillos siempre vuelven. Y siempre que salen la gente recuerda momentos específicos de su infancia. Es una asociación independiente y sincera, sencilla... Muy nuestra. Limones como balones de rugby, entre bancales antiguos, había en la huerta de Santomera, bien separados por piedra y barro viejo, empedrado, sobre una alfombra amarilla espesa de vinagrillos. Aire puro, acho. Día luminoso, y el olor a limonero, que alegra el alma€ pero del paseo, lo mejor, de largo, fue un reencuentro más con los vinagrillos. Hacía años que no me comía un par de vinagrillos, que de zagalico me zampaba hasta la florecica, que había días que me costaba un buen dolor de barriga, el atranque a vinagrillos.

Recuerdo también que florecían en los solares de La Manga, por los que íbamos buscando papeletas para el sorteo de la tabla de windsurfing que tiraban los aviones de Grimanga. Papeletas, poquicas, pero nos poníamos tibios a vinagrillos. Los bancales de limoneros estaban repletos de ellos, flores vivas amarillas con sus girnaldicas y sus tallos bien gordicos. En cuanto me metí uno en la boca volvieron imágenes de esas que tenemos escondidas, grabadas, en los recuerdos, como flashes de sitios, instantes€ que uno tiene la sensación cuando los descubre que ya estaban en un cajón cerrado que no volvería a abrirse.

En marzo, un día o dos, siempre pasa. Hablamos de vinagrillos. Esta semana en uno de esos sitios que evoca recuerdos con sabores, en Local de Ensayo (no se pierdan el nuevo menú) del gran David López... Lo asociamos a paseos, y a la siestecica, que luego, echarse debajo de un pino, con un vinagrillo y un sombrero a pegarse la cansera, igual es un icono por explotar.

El sabor de un vinagrillo€ y viajar en el tiempo, son placeres únicos, de esos que se disfrutan con una sonrisa, y se comparten tan fácil y a gustico, pijo, que asombra, porque ¿quién no tiene un recuerdo con vinagrillos en Murcia? ¿Te gustan los vinagrillos? ¿A qué te recuerdan? Vale.