o se van a creer lo que les voy a contar. El viaje al centro de la Tierra y el circular por el espacio con vehículos utilitarios, a pesar de su predicción, aún no ha tenido éxito y, sin embargo, hay otras situaciones que eran también inimaginables, que ya están llegando. Sustituir al ser humano por robots nunca llegará (esperemos) porque todavía la inteligencia humana es superior a la de esa entidad virtual o mecánica artificial que es un robot, pues al fin y al cabo lo diseña la inteligencia del ser humano.

Hay profesiones que jamás podrán ser desarrolladas por robots, como por ejemplo la de maestro en enseñanza primaria o secundaria, la de atleta profesional, la de político, la de profesional de salud mental y la de artista. Pero, ¿acabarán los robots por asistir a juicios? Espero que no, porque tendríamos que sustituir, entre otras cosas, la tradicional campanilla por agua para cortar sus circuitos. Por eso me quedo un poco estupefacto cuando leo que el Colegio de Abogados de Madrid crea una nueva sección para afrontar el nuevo desafío jurídico de los robots, con la finalidad de dar respuesta al desarrollo tecnológico y a la creciente automatización de los procesos productivos. Es un punto de encuentro profesional para la búsqueda de soluciones a los problemas jurídicos que surjan de la generalización y aplicación de la robótica y la inteligencia artificial a la vida diaria de los ciudadanos, reza la noticia. Dice el presidente de esta sección que hay que adelantarse al reloj de la sociedad española sin esperar a que los problemas que ya plantea el uso de estas tecnologías disruptivas nos superen.

Ahora sí lo entiendo. No quieren sustituirme. Tal y como están las pensiones a la friolera subida del 0,25%, me veo haciendo de mimo en la puerta de un centro comercial o en una plaza pública. Ya me quedo más tranquilo, no nos van a convertir a los profesionales del Derecho en robots, al estilo pretendido por Montesquieu en otros tiempos, cuando afirmaba que el juez solamente debe ser la bouche de la loi, sin subsumir la norma genérica al caso concreto. No es eso, afortunadamente, sino que es algo más viable y razonable, como dar respuesta a los delitos que cometan robots imagino que debe ser, sobre todo si se tiene en cuenta que por cinco euros te puedes ya comprar uno de ellos, aunque no sé si a ese precio tendrá muchas prestaciones. Pero los drones también están al alcance del bolsillo y pueden espiar, y eso sí es un delito. Supongo, por tanto, que para cosas como éstas se ha creado la sección de robótica en la abogacía madrileña.

Si es así, me alegro y le doy la bienvenida, para que sea a continuación el legislador el que ponga coto con leyes ad hoc del uso y abuso de los robots delincuentes. Y me alegro doblemente porque por una vez no han sido los catalanes los que nos han dado sopas con honda en lo que al avance del Derecho se refiere. Lo único que me preocupa es que alguien esté pensando que a lo mejor no está mal que los robots intervengan estudiando casos, planteando demandas y denuncias, e incluso resolviendo pleitos, pues lo harían mejor que alguna persona aunque no tengan su sensibilidad o quizás porque la puedan tener mayor, en algunos supuestos.

Tiempo al tiempo, y como verán no he dicho nada de los articulistas. Toco madera y me conecto mis pequeñas cédulas grises (como diría Poirot) a una red eléctrica para cargar mis circuitos.