Cuando hablamos de la guerra civil que tienen montada las derechas españolas suele salir el concepto de generación, alguien alude a que la gran baza de Ciudadanos reside en presentarse como jóvenes yuppies tecnócratas à la Macron, frente a un PP poblado por señores calvos con trajes algo desfasados y olor a naftalina. Si te quedas en la superficie de este argumento, parece que bastaría con propiciar un relevo entre los populares para dejar paso a la juventud y a otra cosa mariposa. De hecho, ningún cargo se opone nunca en público a la palabra fetiche 'renovación'. El problema está en que creen que se refiere a pasar del Antiguo Régimen al Despotismo Ilustrado (cuando no del Cretácico al Cenozoico). Sin coñas ningunas, me produce mucha ternura que el presi se haga unas fotos con nuestro Fer, para vender el rejuvenecimiento del partido, y no se le ocurra otra frase que es muy buen chaval, llegará lejos.

Bueno, retomando. PP-Cs. Carrera por la hegemonía de las derechas. Autos locos. Volantazos. Derrapes. En cosa de dos semanas, por ejemplo, la huelga feminista del 8M pasó de ser una maniobra de desestabilización antisistema ideada por Unidos Podemos y las CUP a una cosa muy bien y mucho bien y codazos por ponerse antes el lazo morado (el color de la bicha, por otra parte) y citar más veces a Clara Campoamor. Claro, a la tropa, que va en el asiento de atrás, la pillas tan descolocada que se te marea y vomita: Tejerina en plena huelga a la japonesa, Montserrat diciendo que ni michismi ni fiminismi, Arrimadas mezclando las churras del patriarcado con las merinas del capitalismo. ¿Otro ejemplo? Tener a, ejem, jóvenes como Hernando y Casado diciendo que algunos solo se acuerdan del abuelo de la cuneta cuando hay subvenciones y que la memoria histórica es sectaria y reabre heridas superadas, y que justo se ponga el ministro Morenés a invertir pasta pública en repatriar cadáveres de la División Azul. O lamentar amargamente el supuesto adoctrinamiento en el sistema educativo catalán, y que al mismo tiempo veamos a Méndez de Vigo concertando allí (vía 155) chopocientos coles del Opus o incluyendo pasodobles nacionalcatólicos en la asignatura de valores cívicos.

Se trata de una bipolaridad bastante extendida en un partido con influencers tan dispares como Andrea Levy, indie y trapera y lo que surja, por un lado, y por otro ese amplio espectro (perdón) que emana de la figura de Fraga, presidente de honor a la sazón, ministro de represión del tito Paco y autor de frases indiscutibles como «la calle es mía». Indiscutibles porque, si se lo discutías, acababas en un calabozo de la dirección general de Seguridad con Billy el Niño rondando por ahí. En fin. Volviendo. Que al presi le gustan las cosas claras y el chocolate espeso. Que primero los que tengan los trienios, y la juventud, pues muy bien, muy buenos chavales, ya llegarán si eso lejos, y cuando sean padres, comerán huevos.

Todo esto no es sino un intento de explicarme el aterrizaje, cual tiranosaurio en una cacharrería, de Paco Bernabé en la delegación de Gobierno en plena crisis del AVE en superficie. Si hasta entonces tanto la Glorieta como San Esteban emitían en un tono conciliar, apelando a la fe y a la resignación cristianas y corrigiendo con el rotu rojo (no se dice "'muro', se dice 'pantalla'; no se dice 'en superficie', se dice 'provisional'; copiar cien veces), nuestro diputao ha venido a cambiarlo todo, y ya nos tiene acostumbrados a un (perdón) torrente de provocaciones y amenazas que no hacen sospechar que nos encontremos ante el brazo inteligente de la ley. Se acabó lo de 'comprender' a los vecinos de Murcia Sur y tratar de 'recuperar nuestra confianza': aquí todos somos terroristas hasta que demostremos lo contrario, y ojo con tirar las cáscaras de pipa con demasiada agresividad, que nos aplican la Doctrina Parot.

¿Y qué pasará? Aún no está muy claro, pero en lontananza se divisa una luz que se acerca. Puede ser un AVE en superficie a Madrid con más curvas que un sacacorchos capaz de ganarle al PP una nueva mayoría absoluta (y a Bernabé otra medallica al mérito), o puede ser un meteorito de esos que provocan las extinciones políticas. Puestos a hacer ciencia-ficción, veo más creíble lo segundo. Y además, los meteoritos tendrán mala fama, pero, si no fuera por ellos, seguiríamos en el Cretácico, ¿no?