La educación es el proceso de socialización y aprendizaje encaminado al desarrollo intelectual y ético de una persona. Y en eso se incluye la cortesía, la urbanidad, todo lo que hace que la sociedad, la vida, tenga un punto de cordura. Y si miran a su alrededor, los maleducados, normalmente, se justifican diciendo que ellos son muy sinceros, como si la sinceridad estuviese reñida con el buen gusto y con el saber estar. Y es que hay mucha confusión al respecto, como cuando algunos hablan de democracia y lo hacen desde el derecho que parece asistirles de ser desagradables con el resto de los mortales. Y sí, la democracia es una forma de organización social que atribuye la titularidad del poder al conjunto de la ciudadanía, pero en nombre de la misma no se puede, o no se debe, ser grosero, mal educado, falto de las formas más elementales de la cortesía que hace grata la vida a los ciudadanos.

Y si pensamos que la educación y el saber estar deberían de ser patrimonio de todos, cuando hablamos de los personajes públicos tendría que ser de obligado cumplimiento. Y me estoy refiriendo a la mala educación y grosería de que han hecho gala el presidente del Parlament de Cataluña, Roger Torrent, y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que han procurado que se noten sus ofensas a Felipe VI, con sus desplantes en los actos de celebración de apertura del Mobile World Congress (el acontecimiento de telefonía más importante del año) celebrado en el Palau de la Música, destacando la tosquedad (por el lugar que ocupa) de la alcaldesa que decidió no participar en la recepción al Rey, el domingo, por la situación, dice ella, que vive Cataluña.

Pues bien, esta señora, que se ha encargado de mostrar su desconocimiento de las normas más elementales de cortesía durante la estancia de Felipe VI en Cataluña, dice descaradamente que «la cordialidad institucional funcionará siempre por parte de Barcelona». Y ciertamente, es para pensar y mucho, sobre lo que ella entiende por 'cordialidad institucional', porque si dice esto tan descaradamente debemos pensar que no tiene repajolera idea de lo que es eso (y si es así debería de hacer un cursillo acelerado de corrección institucional) o miente descaradamente o es una gran cínica.

La repercusión que ha tenido el proceder de Torrent y Colau, sobre todo de esta última, teniendo en cuenta que es la alcaldesa de Barcelona, en la prensa internacional, nos habla de que quizás estos personajes no saben valorar el alcance de su comportamiento, porque Barcelona, Cataluña y España se juegan mucho con el Mobile World Congress y el plantón al Rey en el acto previo a la cena de inauguración por parte de la alcaldesa de Barcelona, de los representantes de la Generalitat y del presidente del Parlament, no ha sido bien visto por la GSMA, organizadora del acontecimiento, que al parecer se puede estar planteando qué hacer con esto los próximos años.

Porque lo último que ellos podían esperar es que los problemas surgieran de las propias instituciones catalanas que deberían cuidar, y mucho, que todo fuese como la seda por el dinero y el prestigio que todos los años les reporta. Y hay cola de aspirantes a celebrar el Mobile World Congres. Desde San Francisco a Milán, pasando por Dubái o París, donde hay una alcaldesa mucho más preparada, mucho más educada y, al parecer, mucho más inteligente que la señora Colau.

Y como no podía ser de otra manera, Felipe VI, que sí es una persona educada, pasó de puntillas en su parlamento por el comportamiento de algunas 'autoridades' y le dijo a la señora Colau lo que ella parece ignorar, que el Rey está para defender la Constitución y el Estatut.

Alguien debería explicar a Torrent y Colau la diferencia que hay entre la defensa de las ideas políticas y la mala educación, porque los percibo un poco confusos.