Tengo 41 años. Soy mujer y, para más inri, tengo una paraplejía que me obliga a ir en silla de ruedas desde los 23. Soy madre de mellizos de cuatro años. He sido deportista de alto rendimiento durante doce. Trabajo como orientadora laboral. Soy fiel amante de la lectura y del teatro, aficiones a las que procuro dedicarle un hueco en mi tiempo libre.

Tengo argumentos de sobra para poder tirar por tierra mucho de lo dicho en este diario por la alcaldesa de Santomera, Inmaculada Sánchez, hace unas semanas, sobre ARIMESA, sin tener que aludir a mi género, a mi condición física, ni a mis ideas políticas, ni premios, ni reconocimientos, ni críticas, ni amigos, ni enemigos. Al leer el artículo de la primera edil socialista, que estoy convencida de que no lo ha escrito ella, alude a la condición femenina como defensa, y despierta en mí una furia interior porque tira por tierra toda la lucha por la igualdad y la inclusión de la mujer.

Titula sus palabras como ´Persecución´ y se pone de víctima. Perdone. Usted no es víctima, pero sí lo son las 56 familias que sin contar con ellas les envía a una situación de incertidumbre y ansiedad por decretar el cierre de la empresa. El dinero que ellos ganaban trabajando dignamente era para mantener a sus familias.No necesito rellenos literarios, que los podría utilizar y muy bien si hicieran falta, para decir lo que pienso. Porque la verdad no necesita adornos.Un buen alcalde o alcaldesa, gestor o gestora, debe tener unas competencias básicas. Ha de ser siempre mediador, con empatía, y saber que no se representa a sí mismo, ni siquiera a las siglas de un partido, sino a todos los ciudadanos de un municipio -en este caso-.

Donde sí estableceremos la línea de actuación es en el 100% de la legalidad. ¿O si no nos interesa, lo dejamos pasar y hacemos la vista gorda? España es el país de la picaresca y parece venir en nuestro ADN desde los tiempos de Lazarillo de Tormes. Quizá por ello todos los partidos han jugado a ambas caras de la misma moneda. Pero no es lícito echar balones fuera o ser niños, diciendo tú hiciste ésto, yo hago lo otro.Sí hay una cuestión fundamental y prioritaria. Se llama ´seres humanos´. La alcaldesa parece que está jugando a las cartas con el trabajo de 56 familias y, lo peor de todo, sin tener ni idea de póker dilapida los empleos consolidados de una plantilla ejemplar. Desde mi humilde experiencia de vida, he conocido de cerca la muerte y resurgí para volver a nacer. Por cierto, la empresa a la que ella tacha de fascista y de mala, malísima, ha sido el lugar donde ha trabajado mi padre, donde hasta ahora trabajaba mi hermano, y que cuando yo tuve el accidente con 23 años, me dio todo el apoyo y me ayudó cuando quise incorporarme al mundo laboral. Nadie me daba trabajo porque veían mi discapacidad y no mis cualidades y mi experiencia.

El dueño le dijo a mi padre que si quería trabajaría con ellos inmediatamente. Yo se lo agradecí y lo agradeceré siempre, pero les dije que intentaría conseguir un empleo primero por mi cuenta y encontrar mi destino sin necesidad de utilizar contactos familiares. Moraleja: Ni los malos son tan malos, ni los buenos son tan buenos.