El Colegio Oficial de Médicos de la Región dice que no cede sus locales para celebrar allí las III Jornadas de la Sociedad Murciana de Homeopatía. Acoger estas charlas se interpretaría como un respaldo del Colegio a esta disciplina, que no tiene ningún respaldo científico, aclaran. Añaden que no son éticas las prácticas inspiradas en el charlatanismo. De fácil deducción será concluir que sus colegiados, los que solicitaron el local, por tanto médicos en toda regla, son evidentes y doctos charlatanes, si no fuera porque lo que pasa aquí no pasa en casi en ninguna parte de Europa.

El gobierno suizo incluyó en 2011 la homeopatía entre sus prestaciones atendiendo a los deseos de la población por la gran demanda y por la propia iniciativa de los profesionales médicos que les llevó a pasar por caja el asunto de pastillitas y gotas de pócima infinitesimal basado en que lo similar cura lo similar. Francia incluye la homeopatía en su sistema público de salud y está a la cabeza en la utilización de estos medicamentos. El 66% de las madres utilizan soluciones homeopáticas para sus hijos bajo un sistema sanitario que les protege. 6.000 médicos alemanes incluyen este método terapéutico en su práctica diaria también al amparo del modelo sanitario alemán. En el Reino Unido, más del 25% de la población lo utiliza habitualmente, contando además con hospitales homeopáticos especializados. En España, 2.500 médicos tienen una consulta especializada o formación postgrado homeopática y más de 10.000 integran de manera ocasional la prescripción de este tipo de medicamentos.

La mayor parte de la legislación europea basa la aprobación de fármacos no en el hecho de que hayan demostrado su eficacia en ensayos clínicos, sino en que no sean peligrosos o simplemente sean inocuos, porque aventurarse científicamente a determinar qué es lo que de forma segura nos hace sanar o enfermar sí que puede llegar a ser charlatanería... Y en cuanto a las garantías de eficacia sobre la industria farmacéutica, veíamos estos días en las noticias de nuevo a las víctimas de la talidomida reclamando 300 millones de euros y a su laboratorio mirando para otro lado.

Después de tantos siglos de evolución seguimos empeñados en homologar certezas desde nuestro endógeno cascarón circular y todo aquello que no somos capaces de contar, medir o pesar, es charlatanería. Otras veces, cuando el medio científico no ha podido negar la evidente mejoría o incluso la inexplicable sanación, ahí sigue estando el saco del doctor Placebo, que a este sí que le cabe todo.

Seguramente cuando enfermamos y acudimos en busca de ayuda lo que deseamos a toda costa es sanar y poco nos importa que el doctor Placebo se apunte el tanto si el objetivo ha sido cumplido. Probablemente muchos enfermos se están curando por la aplicación de modelos de sanación, que aun siendo ancestrales, no somos todavía capaces de entender, porque nuestra naturaleza no es tan de evidente aritmética como se nos quiere hacer creer.

El modelo sanitario que nos invade, tan protocolizado bajo estándares estadísticos, acabará abocándonos a que pronto un sistema informático capaz de manejar todas las alternativas nos recetará, porque al final parecen ser combinaciones de elementos sintomáticos tomados de muchos en muchos para llegar a una conclusión de diagnóstico y nada mejor que un ordenador para llegar rápido a conclusiones estadísticas inequívocas.

Pero nosotros estamos cada vez más por salir del armario, por la otra cara de la moneda, la que ha llenado de áreas de Reiki los mejores hospitales de EE UU, la que ha duplicado la utilización de terapias alternativas en Canadá, o la que rinde tributo a Paracelso como médico, alquimista y astrólogo, todo en uno.