El pasado miércoles el club de opinión Senda 21, que preside con gran acierto la bella Chelo Simón Rubio, tuvo la deferencia de invitarnos al profesor Santiago Delgado y a un servidor a pronunciar una charla en el salón del Real Casino. El tema era muy atractivo: «50 años de Murcia y un fotógrafo: Tomás Lorente Abellán». En otras época más conocido por Tomás a secas.

El citado salón estaba a rebosar, se intuía en el ambiente la nostalgia, dado que la disertación iba acompañada de una proyección de imágenes captadas por el objetivo del genial reportero gráfico fallecido en el año 2010. Fotografías de gente de Murcia, del Régimen provinciano, los años de la Transición; urbanismo, tradiciones y festejos, Viernes Santo en Murcia y sucesos, fueron los epígrafes tratados, sin olvidar la tragedia de Palomares, aquel accidente de dos bombarderos americanos B-52 en el que perecieron ocho tripulantes y que dejó caer cuatro bombas de hidrógeno-uranio, cada una de ellas con una potencia 75 veces superior a la arrojada sobre la ciudad japonesa de Hiroshima durante la Segunda Guerra Mundial, accidente que muy bien nos pudo haber borrado del mapa y que supuso el premio internacional de la agencia de noticias Europa Press al recordado fotógrafo murciano. Las fotografías de Tomás dieron la vuelta al mundo, siendo portada de la mayoría de diarios y revistas del orbe, incluyendo el baño del entonces ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga, con el embajador Duke, para alejar la sombra aterradora de la radioactividad, y las de Francisco Simón Orts , Paco el de la Bomba, protagonista en el rescate de la bomba perdida en aguas de la costa almeriense.

Desconozco si existe una relación familiar entre la presidenta de Senda 21 Chelo Simón y Paco el de la Bomba de idéntico apellido, en todo caso sería una mera coincidencia. Chelo Simón es toda una beldad de ojos verdes, que desde su colectivo de más de cien féminas y un caballero, Andrés Muñoz Pérez, y desde los tiempos de la recordada presidenta de la asociación, Josefina Moreno, viene contribuyendo de manera plausible con su club de opinión a la revitalización del panorama cultural de la capitald, en unos tiempos donde el color gris es demasiado frecuente en el sector.

En todos lados cuecen habas y las zancadillas no faltan, sobre todo si la cosa funciona con transparencia y acierto, como es el caso de Senda 21, que al tratarse de un colectivo, está en el punto de mira de expolíticas quemadas y amigas del bótox, que ven en el mismo un horizonte al que agarrarse y así poder regresar al chupe de la política activa. Acertada y encomiable gestión la de Chelo Simón, tanto, que despierta envidias, pues con un presupuesto más que raquítico, y en un alarde de imaginación genera actividades culturales atractivas para asociados y murcianos en general que acuden en tropel a los actos programados los miércoles de turno al Real Casino.

Las fotos de Tomás nos llevaron a tiempos más jóvenes y alguna lágrima brotó entre los numerosos asistentes al entrañable acto convocado por el excelente Club murciano.