El tema de Cataluña necesitaría de más bomberos y menos pirómanos. Precisaría de gente más responsable, relacionados con la política, y que parecen haber olvidado hace tiempo qué es eso del 'sentido de la responsabilidad'. Y lo último de esta irresponsabilidad en relación con Cataluña nos llegó de Jorge Verstringe. Ese señor que, al parecer, anda ahora en Podemos pero que viene de otros muchos más sitios, se permitió decir en una televisión de ámbito nacional que había viajado a Bruselas para visitar a Puigdemont y que éste le había manifestado que no venia a España porque tenía miedo de que atentaran contra su vida. Ante la insistencia del periodista en cuáles habían sido las palabras exactas de Puigdemont se permitió decir que «había dado a entender que podía tener un accidente en cualquier sitio». Es decir, al parecer, el 'adivinó' lo que había querido decir Puigdemont (me pregunto qué hace este personaje visitando a Pigdemont, que confraterniza con lo más granado de la ultraderecha flamenca). Y este viaje me ha hecho meditar sobre la coherencia.

Las frases que pasan a la posteridad tiene muchos padres y madres (en esta sociedad normalmente son padres), como esta: «Si a los veinte años no eres de izquierda, no tienes corazón y si a los cuarenta años no eres de derechas, no tienes cerebro», que se atribuye a Winston Churchill y que fue posteriormente matizada por Willy Brandt: «Quien de joven no es comunista es que no tiene corazón. Quien de viejo es comunista es que no tiene cabeza». Pues eso, que siempre habíamos creído que se evolucionaba de izquierda a derecha, ya saben, la madurez agudiza el conservadurismo, pero no siempre ocurre así.

Verán, la profesión de periodista te permite conocer a mucha gente a lo largo de tu vida profesional. Gente que, normalmente, te enriquece y te enseña, para bien y para mal. Pues bien, siendo yo una joven periodista conocí en Málaga a otro muy joven político Javier Verstringe. Era mayo del 1982 y yo estaba de enviada espacial de RNE en Madrid para cubrir las primeras elecciones al Parlamento Andaluz y ese muy joven político era a la sazón secretario general de AP, antecesor del PP. Este joven y brillante político había sido designado para tan alto cargo en el III Congreso de su partido, en 1978, donde fue proclamado presidente Manuel Fraga (en el PP los presidentes y secretarios generales son designados y proclamados, nunca elegidos).

Lo recuerdo en una comida con los periodistas que cubríamos la campaña electoral. Lo evoco bien vestido (siempre me gustó como viste) con el pelo muy corto. Y ese pelo muy corto, rubio, y esa delgadez extrema, me recordaba no se porqué, a un personaje, el General Tanz (lo interpretaba en el cine Peter O'Toole). Un nazi fanático llegado a Varsovia al mando de la división panzer de la SS Nibelungen con la misión de aplastar a los grupos de la resistencia polaca. Y en absoluto estoy comparando a Verstringe con ese personaje, solo recuerdo su estilo. Y rememoro también que comía muy poco (Verstringe, no el general Tanz) y hablaba mucho, quizás por eso no comía. Quizás por eso estaba tan delgado. Quizás por eso también lucía tan elegante. El caso es queese señor tan elegante, tan delgado, tan de derechas (aún recuerdo su apasionado parlamento), más tarde, en 1988, se afiliaría al partido socialista, para disgusto y extrañeza de los que entonces habitaban en el. Y como se mostraba un tanto inquieto en eso de las ideologías, abandonó la formación socialista para posteriormente aparecer como asesor del político del Partido Comunista de España (PCE) e Izquierda Unida Francisco Frutos. Todo el mundo es libre de evolucionar como le parezca, pero que ahora nos diga que ha estado viendo a Puigdemont y que este le ha dicho no sé qué de ver en peligro su vida si regresa a España es de una enorme frivolidad.