Este año se cumplen diez desde el derrumbe de Lehman Brothers, no te digo ná que te lo digo tó. El pinchazo de la enorme burbuja financiera lo venimos pagando tú y yo desde entonces, con IVA, recortes, desahucios, emigración, pobreza, desigualdad y ruptura de muchos proyectos de vida, y la gestión del desastre ha sacado a la luz no pocas servidumbres. Si te preguntas a qué servidumbres me refiero, fíjate en quiénes han sido rescatados por el Estado o favorecidos con legislaciones a medida.

No hay más preguntas, señoría.

También se cumplen diez años desde el inicio de las pesquisas del Caso Gürtel, probablemente la mayor trama de corrupción de toda Europa Occidental. Unas cuantas piezas separadas, cientos de imputados, decenas de miles de páginas de sumarios y un número estomagante de millones de euros públicos volatilizados dan idea de las dimensiones sistémicas de la cleptocracia en nuestro simpático partido de gobierno, salpicado a continuación por unas cuantas tramas más. Un chorreo constante, a lo largo de esta década, de un líquido que llaman lluvia pero que, por el color y el olor, parece otra cosa.

Y otra efeméride más, ya la última por hoy: llevamos diez años (o quince, o siete, no me hagáis que lo busque) oyendo hablar de regeneración. De refundación del capitalismo (que alguien le dé un abracito a Sarkozy, esté donde esté).

De esto solo lo arreglamos entre vosotros (creo recordar que era). De habéis vivido por encima de nuestros planes o algo así. En resumen: algo iba a cambiar. Ya esto de mangar no iba a pasar más, porque está feo. Gracias al nuevo partido naranja, por ejemplo, incompatible con la corrupción etc, etc. Y así dos lustros. Hemos visto a políticos corruptos caer, es verdad. Ha habido que despegarlos con la Karcher, eso también te lo digo. Pero ey, ahí están, apartados de los presupuestos públicos. Esperando sentencia. Y algunos reinsertados (como catedráticos, incluso) en la sociedad.

Entonces, ¿ya estamos curados? ¿Ya podemos hablar de mal sueño, de una marea negra de latrocinio que se nos llevó 90.000 millones de euros al año pero que conseguimos limpiar? Bueno. Pensadlo así, sois libres. Pero primero fijaos en esto que venía a contaros hoy. Es solo un ejemplo. Una persona. Doña Pilar Barreiro Álvarez. Veintisiete años consecutivos como cargo público, con sueldo ídem. En la actualidad se lleva algo más de 80.000 euros tuyos y míos al año, 20.000 de los cuales no tributan por venir en concepto de complemento de ayuda al alojamiento (a pesar de que la senadora tiene piso en Madrid en propiedad). Tres tramas de corrupción la salpican: Púnica, Novo Carthago e Hidrogea. Recalificaciones, desvíos de dinero público para pagar servicios de imagen, contrataciones sobrecogedoras? y ahí está la buena señora. Representando a nuestra Región en la Cámara alta.

Cuéntenme otra vez lo de la regeneración, señores de azul, señores de naranja, socios todos de ese Gobierno inmaculado que dirige don M. Rajoy.