Con este título (Fronteras. De la hostilidad a la hospitalidad) y por cuarta vez consecutiva, asociaciones y organizaciones de Cartagena que acogemos y acompañamos a inmigrantes, con el apoyo del Ayuntamiento, hemos convocado para este domingo, 4 de febrero, a las 12:00 una concentración en el Puerto de Cartagena.

El objetivo es doble: primero, honrar y dignificar la memoria de los muertos que se quedaron en la fosa común del Mediterráneo a lo largo de 2017. Las frías estadísticas contabilizaron más de 3.115 personas. CEAR calcula que son 5.000 si contamos las muertes registradas en el mundo a lo largo de las rutas migratorias, en los caminos desde sus países de origen, en los desiertos y cruzando fronteras hasta llegar a las costas.

Eran personas que huían de guerras, de persecuciones, del hambre y de una vida sin horizontes en sus países empobrecidos y expoliados por las grandes corporaciones transnacionales que se apropian de sus materias primas a cambio de migajas que nunca llegan al pueblo. Pretendían algo tan justo y legítimo como buscar una vida mejor y más digna para ellos y sus familias. Se jugaron la vida para lograrlo y la perdieron de una manera tan terrible y dramática. El número es escandaloso, pero tal vez no es lo más importante.

No podemos caer en el error de cosificar a los muertos, deshumanizarlos, convertirlos en estadísticas para, así, olvidarlos mejor y soportar mejor nuestra vergüenza como seres humanos y europeos. Los muertos eran personas, como nosotros, con una historia de sufrimientos muy difícil de imaginar y digerir para los que vivimos a este lado del mar y una carga de sueños y esperanzas muy legítimas. Reducirlos a números sería la última afrenta e injusticia que les podríamos hacer. Desde esa triste fosa común, desde su silencio eterno y con voz de tormenta, esos muertos ´anónimos´ del Sur empobrecido nos gritan a la cara: ¿Por qué? Y su pregunta, mezcla de frustración y sal marina, nos tiene que escocer, abochornar y retar a los europeos para ser sencillamente eso: humanos.

El otro objetivo de nuestra concentración es denunciar las políticas migratorias y las leyes de extranjería de la UE y de nuestro Gobierno. Las autoridades europeas están orgullosas de haber logrado reducir la cifra de muertos en 2017, ya que en 2016 se contabilizaron 5.545 muertos en el Mediterráneo. Pero debemos preguntarnos ¿cómo lo han logrado? ¿a costa de qué? Creo que, como españoles y europeos, deberíamos avergonzarnos de la forma prepotente, injusta e hipócrita en que nuestro Gobierno y la UE lo están consiguiendo porque están provocando más y mayores sufrimientos y enriqueciendo a las mafias.

La UE persigue un único objetivo: frenar los flujos migratorios y defender las fronteras europeas, a buenas o a malas. La Europa respetuosa de los derechos humanos se ha convertido en la Europa-Fortaleza cerrada que incumple, descaradamente, compromisos y acuerdos nacionales e internacionales. Rechazamos las políticas migratorias de la UE y del Gobierno español que podríamos resumir y concretar con dos verbos:

Externalizar: firman acuerdos con países ribereños como Marruecos, Turquía y Libia y con países africanos del interior emisores de emigrantes, a los que paga generosamente, ayuda con formación a sus policías y proporciona material adecuado para que impidan, por todos los medios, la salida de emigrantes de sus costas camino de Europa o acercarse a las vallas de Ceuta y Melilla. Parece que no importa que en esos países se violen sistemáticamente los derechos humanos y los inmigrantes sean víctimas de abusos, malos tratos físicos y morales, secuestros, torturas, violaciones, extorsiones y hasta objeto de compra-venta como esclavos como se ha documentado recientemente. Hay informes de que se desvían fondos europeos para ayuda al desarrollo, destinados a combatir la pobreza en países africanos y se condicionan favores comerciales a cambio de que colaboren frenando salidas de sus fronteras y recibiendo a los que se les devuelva.

Criminalizar: se criminaliza a los inmigrantes a quienes se considera y trata como invasores, delincuentes, ilegales, enemigos de los tenemos que defendernos. Han ´legalizado´ las devoluciones en caliente; ´encarcelan´ a los inmigrantes en Centros de Internamiento para Extranjeros ( CIEs) donde se les priva de sus derechos y se les trata como presos sin haber cometido ningún delito, tan solo por una falta administrativa; practican sorpresivas redadas racistas y selectivas por pueblos y ciudades y organizan repatriaciones colectivas. A esto se suman las mil y una exigencias y dificultades para conseguir los papeles de residencia o la reagrupación familiar. Y se criminaliza también a las personas y organizaciones que trabajan para salvar las vidas que ellos desprecian. En el caso de Helena Maleno se evidencia el cinismo y el intento de criminalizar su tarea humanitaria. Se criminaliza el trabajo de ONGs como Médicos Sin Fronteras, Proactiva Open Arms, etc., dedicadas a rescatar inmigrantes en peligro de hundirse, acusándoles falsamente de colaborar con las mafias y sufriendo impunemente amenazas y provocaciones de parte de guardias costeras de Libia y de barcos de la UE que patrullan las aguas del Mediterráneo.

Por todo esto y para sentirnos y crecer como seres humanos y solidarios, nos concentraremos este domingo en el Puerto de Cartagena. Estáis todos invitados.