Es regular el goteo de rutilantes noticias en medios regionales acerca de fantásticos resultados del turismo regional. Incluso en los años más aciagos de la crisis, el departamento de creativas estadísticas regionales nos obsequió siempre con bonitas y esperanzadoras cifras. ¿Tan brillante es el futuro del sector turístico en Murcia? A juzgar por tal información, pareciera que este año vayamos a ser testigos, a falta de agua en los Chorros del Río Mundo, de un colosal reventón de dicha turística. Al punto que nuestro presidente, don Fernando López y quizás Corto de Miras, habla sin rubor del año del turismo murciano y, aun sin AVE, amenaza con ir a Madrid a pasearse sonriente por FITUR el próximo 18 de enero.

De momento, ya saca pecho de un más que discutible indicador: que el sector llegue a representar un 11,2% del PIB regional. Un analista riguroso albergaría serias dudas acerca de la bondad de tal dato. O de que un sector plagado de precariedad, economía sumergida, salarios infames y sujeto a fluctuaciones cíclicas, sea junto al agronegocio el motor de nuestra economía. Se trata como poco de una preocupante anomalía en nuestra estructura macroeconómica, unida a la de liderar los indicadores patrios en precariedad social y laboral. Francia, hoy con menos turismo exterior que España, obtiene más ingresos. Y lo mejor es que el peso relativo del sector en su PIB apenas supone un 7%, frente al 11% español. Eso sí es para sacar pecho. Síntoma de que funcionan sectores más susceptibles de aportar I+D+i. Y más aún si consideramos cómo se reparte esa tarta turística: a beneficio de múltiples agentes locales y por todo su territorio.

Diversos indicadores se brindan a la comparación. Me quedo con aquellos que atendiendo a fuentes y metodología muestran cierto rigor y consistencia a lo largo del tiempo. Y estos no son los que salpican la propaganda gubernamental, sino los datos oficiales que provee el INE. En la encuesta de gasto turístico (EGATUR), Murcia, a diferencia del resto de comunidades del arco mediterráneo, es incluida en el epígrafe 'Otras Comunidades', junto a La Rioja, Extremadura, etc. Obviamente somos un enano para el sector y no se ofrecen datos desagregados.

Sin embargo, sí se encuentran para el número de pernoctaciones en establecimientos hoteleros de no residentes en España. Es un indicador más relevante que el número total de turistas a fin de valorar su aportación a la riqueza regional. Puede así apreciarse su evolución en años anteriores y confrontarse con el dato nacional. Comparo esas pernoctaciones de extranjeros en hoteles en 2017 y 2016 para meses de diversa relevancia en el sector: abril, julio, octubre y noviembre. Y salvo en octubre, sólo aprecio descensos. Nada que ver con la euforia que se nos vende en medios regionales. Es cierto que ha aumentado el número de turistas en la región. También lo es que pernoctan menos días y gastan menos. Y que para el indicador analizado, una región en el corazón del arco mediterráneo apenas supone el 0,4% del total nacional.

Me consta que el Gobierno regional es hábil en hallar aquí y allí aumentos reseñables. Quizás se haya doblado el número de marinos bengalíes a bordo de mercantes rusos con bandera liberiana en el puerto de Cartagena. Pero de semejantes nichos estratégicos para el sector dudo que vayamos a vivir. Y es que la realidad es testaruda. Pensemos que en Murcia apenas un 25% de las estancias de visitantes foráneos se hace en hoteles; muy lejos de la media nacional, en torno al 57%. Una terrible singularidad turística local que responde a que apenas contamos con 20.000 plazas hoteleras en toda la región, las mismas que en Roquetas de Mar. Eso sí, hay infinidad de apartamentos y dúplex para veraneantes. Y eso dio dineros a quienes los promovieron y consintieron. Ni generan empleo ni economía a medio plazo. Aunque bien que esquilmaron la costa sin reservar espacio para usos hoteleros.

La mayoría de nuestros visitantes van a su casita o se la alquilan por una semana a su vecino de Bristol. Gastar, gastan unas perrillas en un vuelo low cost (que encima se subvenciona), en ese alquiler que no pasa por la caja regional y en el supermercado. E igual un día se dan el homenaje de un menú de doce euros en el centro de Murcia.

Por cierto, baja el número de británicos en Murcia; con diferencia, nuestro mayor mercado. Y se prevén 30.000 cruceristas menos para 2018 en el puerto de Cartagena, un 15% de caída.

Para colmo, me desayuno con una tristísima noticia. El Cartagonova, un histórico hotel de cuatro estrellas en pleno centro de Cartagena, piensa prescindir de media plantilla para convertirse en una suerte de hotel low cost gestionado sin apenas personal. Una clara muestra de ese turismo de calidad que se predica y que tanto aporta al empleo regional. Para echarse a llorar.

FER en FITUR pondrá las sonrisas; las lágrimas se las enjugaran los trabajadores despedidos.