Evite aglomeraciones. O no, no las evite, que si se pasa las navidades solo igual le sobrevuela una tristeza como azul que lo deja errático, meditabundo y melancólico hasta junio. Compre con el estómago lleno. Pásese con el marisco, pero por favor, no diga «estamos comiendo como los ricos» cuando ataque los langostinos. Si hay doce ostras y en la mesa son seis personas, recuerde que en el colegio le enseñaron a dividir. Si en una reunión familiar sale el asunto de Cataluña procure decir a modo de conclusión lo de «a ver qué pasa» antes de que saquen los licores. El anís es cabezón. Usted lo sabe. Lo sabe todo el mundo. El anís es cabezón.

Sea prudente en la cena de empresa. Si ya la ha tenido, sea prudente con los remordimientos. No conducen a nada. Si no tiene empresa sea prudente esta Navidad. Si pertenece a una empresa y no ha ido a la cena de empresa, se está pasando de prudente. Felicite al adversario. Lance un elogio a un enemigo, es divertido desconcertarlos. Si no tiene enemigos, tome anís y hable de lo de Cataluña. Aleje el móvil de usted en los momentos de euforia y tenga siempre presente el caso de ese amigo que envió por whataspp al grupo de madres de la guardería lo que quería en realidad enviar al grupo de machotes que eran compañeros en el cole.

Regale por que sí, no lo de siempre y no sólo a los de siempre. Si cree que el día de Navidad es un rollo, piense en un lunes de final de enero. Sea imaginativo en los brindis. Recuerde que no es obligatorio opinar sobre el mensaje del Rey. Haga una lista de despropósitos para el nuevo año. No diga, respecto a nada, «de este año no pasa»: sabe que, de nuevo, no va a ir a los sanfermines ni a Nueva York ni va a aprender inglés. Si ya sabe inglés lea el Times. No le hará mal un moderado dandismo: unos buenos guantes de piel un día, quizá un foulard, un anillo insospechado. Saque pasaporte para cruzar la frontera entre el coqueteo y el descaro, total, es Navidad. No eructe. Espárragos de Navarra. Imaginación al poder. No sea ansias: la sopa es necesaria transición entre los entrantes y el cordero, el cordero no se va a ir, ya no anda, no se larga, va a llegar. No le diga cordera a ninguna chica. No le diga pollo a ningún chico. No se achique tampoco. No por mucho madrugar cenas más temprano. Refranes, los justos. Perro ladrador, ponle la correíta, hombre ya, que me está poniendo el pantalón perdido de babas. Chocolate a ratos. No sea cabezón.