Si la lotería es ya lo que era. Aunque haya decidido llamar a su administración El Perolo, el lotero de San Pedro del Pinatar ha sido capaz de regular la suerte a su antojo gracias a un algoritmo y otras fórmulas matemáticas. Ni buscarla ni el destino ni el karma ni otras chanzas. Eran las matemáticas o las probabilidades. Esto es, si además de tocarle un pellizco del Gordo a la Región de Murcia la propinan una paliza en servicios sociales, como ha ocurrido con un estudio que se ha dado a conocer también esta semana, resulta que somos los últimos en mortalidad. La Asociación de Directores y Gerentes de Servicios Sociales coloca a Murcia a los pies de los caballos porque carece de una Ley de Servicios Sociales que garantice los derechos en esta materia, de catálogo, instrumentos de planificación y ausencia total de orden y concierto. Al día siguiente, Murcia se anuncia como la comunidad con menor tasa de mortalidad. Estamos en pleno salto hacia el vacío, pero encontrando, en la caída, el milagro de abandonar los primeros puestos en fallecimientos que, con una cruz quizá, nos señalaban hasta ahora todas las encuestas o, más bien, esquelas. El recorte en prestaciones, por tanto, hace más fuertes a nuestros mayores, con lo que no es de extrañar que tengamos enterrado por algún lado el Santo Grial, el elixir de la vida. Recetas de vida que salen a borbotones durante estas fiestas en modo de buenos deseos. Un tupido velo sobre la realidad que no seré yo el que descorra. Que corra el champán tanto como los wasapps y, por supuesto, más que los abrazos. En medio de tanta celebración y recuerdo, no me digan que no es para tirar cohetes, al volteo de campanas, que podamos adivinar el Gordo y avanzar en nuestro Estado de Bienestar y longevidad recortando las prestaciones sanitarias y asistenciales. Y algunos aún no se explican el sentido del voto. Larga vida.