La abogada Nuria ha conseguido que el Código Civil considere a los animales domésticos seres vivos dotados de sensibilidad y así, más que muebles o semovientes, gocen de protección ante el abandono y maltrato. Es un paso para la Humanidad, o mejor dicho para la Animalidad, o, aún mejor, para la Vida, y aún diría la Existencia, aunque sólo cubra a los animales de compañía y domésticos (entra el pulpo, gracias al Trivial). Queda, no obstante, una larga lucha por otros que tienen su corazoncito: merluzas, tordos, salamandras, escarabajos de la patata, garrapatas (¿son domésticas?); también el virus de la peste bubónica, y ¿por qué no? otros seres como las berzas y las rosas...; las trovants, rocas rumanas que crecen y se reproducen, los bebés nonatos... Lo escribo sin ironía, para reflexionar. Dios es todo.