Vamos a ver ¿sí o no? Hay qué mojarse. Si andamos por la calle vestidos de guapos, con la sonrisa puesta y el corazón henchido de amor gritando: ¡Feliz Navidad! ¿Por qué os desangráis el alma despojando de vuestra fiesta el sentido religioso que, no de pasada sino de lleno, tiene la Navidad? No hay que ser de Houston para reconocer, para saber, que en Navidad se celebra el nacimiento de un sentimiento de esperanza representado en un niño llamado Jesús. ¿Hasta aquí llegamos? ¡Bravo! Pues entonces (no te invito a hacer lo contrario) te pido que no alardees del frío que pasas en Nochebuena cuando, ya calentito, sales de casa para ir a misa de Gallo. ¡Pero si hasta besas al niño! Deja de cantar el «hacia Belén va una burra» porque aunque ´burra´ pueda sonar a tonta, aquella fue una auténtica bala. Más de 2000 años después seguimos hablando de ella, y sería fea, terca, como todas las burras. De los Reyes Magos no quiero hablar porque ellos fueron quienes agasajaron la llegada y lo hicieron siguiendo una estrella, que sigue siendo la más dibujada del universo. Así que, al tanto, qué no es lo mismo seguirla que estrellarse. Si la sigues, vívela y no copies solo la parte fácil.