De los Apeninos a los Andes es la archifamosa serie de anime japonesa basada en el relato Marco, que se incluye en la novela italiana Corazón, de Edmondo de Amicis. La trama está ambientada en Génova. Pues bien: en Génova no la conocen. Cero. No se ve un souvenir de Marco ni un libro de Marco en librerías, ni hay una estatua de Marco para que los turistas se hagan fotos con ella.

Génova, sin embargo, es un gran libro viviente. Su tributo a la literatura queda patente en las tiendas de lujo emplazadas en los palacios de Vía Garibaldi, la calle más aristocrática de la ciudad, o en los puestos callejeros que pueblan la zona peatonal que conecta el puerto con el casco antiguo.

La capital de la Liguria busca su sitio entre las grandes joyas de Italia (la triada imprescindible que forman Venecia, Roma y Florencia), y lo hace con una oferta cultural latente que convierte algunos de sus recovecos en verdaderos libros vivientes.

Pasa, en concreto, con la Villa Durazzo Pallavicini, a las afueras de la ciudad. Se trata de un parque romántico que se torna en gran teatro para representar la elegía de Dante, La Divina Comedia.

El escenario es un símbolo y se llega a convertir en un personaje más de la obra. El visitante que se adentra en los setos y arcos del triunfo del lugar es recibido por una estatua, a semejanza de las clásicas, que porta el Cuerno de la Abundancia. En estas fechas, además, en el complejo han nacido árboles de Navidad con bolas de un rojo brillante.

En la mitología griega, el alma de los difuntos había de pasar la laguna Estigia, en una barca capitaneada por Caronte. Este personaje, hijo de la Noche, se cobraba el pasaje con la moneda que el muerto llevaba debajo de la lengua. De ahí, al Averno. En La Divina Comedia, Dante relataba su paseo por el Inframundo de la mano del cicerone Virgilio, poeta romano autor de La Eneida. El visitante de la Villa Durazzo Pallavicini, parque del siglo XIX, se encuentra el Inframundo al aire libre. «El parque fue concebido como un vasto jardín que sube hacia la empinada colina de Pegli y, al mismo tiempo, como una trama teatral que se desarrolla en tres actos, más el prólogo y epílogo», se explica en el folleto promocional del lugar.

El palacio, de esta manera, se convierte en un cuento que sí conocen los genoveses. Un lugar en el que la flora explota y la fauna está tallada, pero no parece inerte. Como el cocodrilo que vive entre encinas y quiere atacar el nido del águila, que guarda dos aguiluchos inocentes.

En el parque hay un obelisco egipcio y un templo a Diana (la diosa romana de la caza, la Artemisa griega) en el corazón de un lago y custodiado por cuatro tritones. Artemisa es el culto a la naturaleza viva, alejado de templos solemnes al gusto de su padre, Zeus, y su soberbio y petulante hermano gemelo, Apolo. Su reinado en el centro del Pallavicini concuerda con la vocación del lugar: la devoción y adoración a los elementos, con la que conecta la masonería.

Y es que el secreto revelado del complejo deja de ser pronto un secreto: los masones dejaron su impronta en las construcciones del lugar y hasta en su emplazamiento. En los laberintos vegetales, el libro se nutre de quioscos turcos, puentes romanos, puentes chinos, capillas a la Virgen (reina de Génova, ciudad republicana), tribunas góticas y manantiales.

Las palmeras y camelias respiran en su paraíso mientras, desde lo alto, se atisba el mar. El mismo mar que, en la urbe propiamente dicha, donde a primera hora de la tarde ya alumbra la Linterna: su faro, símbolo de la ciudad.

La capital de la Liguria quiere dejar de ser un secreto y le apetece recibir gente. Por eso potencia sus tesoros en programas europeos como el que le une a Murcia, a la que asesora con su ´City Branding´ (consiste en modelar una imagen de marca distintiva de la ciudad). Además, Génova y la capital de la Región están en pleno proceso de creación de un grupo de trabajo de ciudades interactivas, en el que ambas fundadoras no se quedarían solas: se invitaría a otras urbes europeas para que se uniesen al proyecto.

Génova es ahora un libro menos leído que Florencia (con su David de Miguel Ángel), Venecia (con sus góndolas) y Roma (hogar del Coliseo, el Laocoonte y la Fontana de Trevi). Pero no deja de ser un libro precioso.