Sé que lo que voy a decir aquí no es ninguna novedad y que muchos de ustedes estarán o habrán sufrido esta misma sensación, pero no por ello voy a dejar de decirlo: ¡Maldito cáncer! incluso ¡me cago en el maldito cáncer! Vivimos en una sociedad en la que vemos mensajes positivos para las personas que lo sufren. Y lo veo bien. Sí que es cierto que algunos cánceres se pueden curar. Pero muchos otros. Y en esos casos ¡me cago en el maldito cáncer! Hace poco tiempo un tío murió por su culpa, una persona que, créanme, siempre ha tenido buena cara ante todo y ante todos. Nunca, nunca le escuché ningún tipo de queja, más bien al contrario.

Hace un año un amigo del colegio del que siempre tendré un gran recuerdo y con el que junto a su hermano pasé parte de mi infancia jugando por los parques y el colegio, dijo también adiós . Un gran tipo, un año menor que yo.

Ahora, un compañero de otro trabajo y que vive en Austria también lleva un año luchando contra esta maldita enfermedad. Me conmueve la fuerza que transmite en cada email que recibo de él. Lucha como un auténtico titán, con el apoyo de los suyos, sobre todo de su hermano, el cual lleva la procesión por dentro. Ojalá pueda verlo pronto al otro lado del ordenador para hablar in situ de series, películas, fútbol, de las novedades y también trabajar algo.

Mientras, me gustaría saber cómo podría ayudarle, cómo podemos hacer que esta maldita enfermedad no sea tan terrible. Y me preguntó en qué narices piensan las administraciones cuando invierten lo poco que invierten en la lucha contra el cáncer.