De golpe, como cada año, han llegado la navidad y las compras. Vivimos tiempos en los que el cumplimiento del deseo se ha hecho imperativo, en una cultura de la satisfacción de la que se sirven estrategias de venta generadoras de necesidades, sentidas como propias, que nos empujan a comprar objetos en la idea de que poseerlos nos hará más felices. En este imaginario el mercado neoliberal ha dado un salto cualitativo porque no sólo ha convertido deseos en necesidades sino que está desplegando artillería pesada para investirlos de derechos. ¿Cuál es el objetivo? Desviar la atención del objeto de compra (sujetos) para inocular en la clientela potencial la idea de que ejerce un derecho legítimo. Hablamos del negocio de los vientres de alquiler.

La llamada, oportunamente, 'maternidad subrogada' no es legal en nuestro país pero esta situación no ha impedido el aumento de noticias referidas a famos@s que ven cumplido su sueño de ser madres o padres alquilando el vientre de una mujer allende nuestras fronteras. Los fines de semana, a esa hora de la siesta en que la tele nos atonta con telefilms de segunda, aparece con toda naturalidad la temática en torno a las vicisitudes de mujeres que gestan para otr@s. En Documentos TV, pudimos ver el reportaje En vientre ajeno describiendo algunos casos de 'subrogación' en Canadá, país en el que es legal por razones altruistas. Aquí mismo, la oferta de Cursos de Verano de la UNED, año 2015, incluía Familia y gestación por sustitución: un enfoque interdisciplinar porque «un debate crítico y constructivo parece oportuno desde la Universidad ante el posible establecimiento en España y a nivel internacional de un marco jurídico adecuado para esta técnica (sic) de reproducción asistida». Son sólo algunos ejemplos de eficacia frente a la confusión que produce tanto eufemismo: maternidad por sustitución, la gestante, técnica de reproducción, subrogación, generosidad, etc. No se engañen, el altruismo se le pide a las gestantes pese al negocio del que se benefician otr@s .

En el caso de 'los niños robados' nadie cuestiona que se despojó de derechos a estas madres y a sus criaturas. Mujeres tratadas como vasijas y borrada su existencia. Aún está por esclarecer este delito de compraventa encubierta en el que participaron médicos, enfermeras, monjas y una clientela nacionalcatólica.

Ahora se compra fuera. Quienes quieren cumplir este deseo de tener hij@s pueden contactar por internet con empresas que se ocupan, previo pago, de conseguir la gestante más adecuada que firmará un contrato mediante el que quedará privada de cualquier derecho durante el embarazo. Quienes compran, por el contrario, gozan del privilegio de incluir detalladas cláusulas de devolución por si el 'producto' no cumpliera las expectativas.

No podemos ignorar las similitudes entre el negocio de la prostitución y el de los vientres de alquiler.

Cuando hablamos de prostitución, sigue candente un debate que está produciendo una enorme división dentro del colectivo feminista. En el fondo de la discrepancia subyace una interpretación distinta de lo que entendemos por libertad. Hay quienes consideran que la mujer es libre de hacer con su cuerpo lo que quiera por lo que la prostitución forma parte del ejercicio de esa libertad y piden que se regulen las condiciones laborales de 'las trabajadoras del sexo'. Otras personas consideramos que hay que poner el acento en las causas que generan la prostitución porque tenemos datos para afirmar que la gran mayoría no han accedido a ella en condiciones de libre elección. Salvo excepciones, es otra forma de explotación normalizada del cuerpo de la mujer de la que se benefician 'empresarios', organizaciones y puteros.

Esta supuesta libertad forma parte de una estrategia que las hace partícipes de su propia situación de explotación bajo el disfraz de libre albedrío que no es posible en la sociedad desigual que hemos construido. Ustedes quieren confundirnos porque no se refieren a la libertad de las mujeres, ya que no se posicionan para cambiar las estructuras patriarcales que mantienen una situación de facto que no nos permite elegir. En realidad se refieren a la libertad de elección de quienes compran o alquilan.

Desde esta perspectiva podemos analizar la tesis de que las mujeres que alquilan su cuerpo lo hacen 'por su propia voluntad' y que quienes las usan tengan el convencimiento de que ejercen también libremente su derecho a hacerlo. Sin embargo, hablar de derechos en este terreno oculta, y mantiene, la injusta posición del colectivo de mujeres en nuestra sociedad, precisamente por invisibilizar de forma sutil que se trata del desigual ejercicio del poder. En una entrevista, Kajsa Ekman denunció que «la maternidad subrogada, en tanto que industria, es la hermana pequeña de la prostitución. Son muy similares en muchos sentidos, es explotación del cuerpo de la mujer, y ambas industrias se sitúan en la intersección entre el capitalismo y el patriarcado, porque en el capitalismo los ricos utilizan a los pobres y en el patriarcado la mujer existe para el hombre».

No nos engañen hablando de la libertad de las mujeres para alquilar su cuerpo porque se trata del perverso concepto de libertad del mercado neoliberal. Cuando alquilen carne de mujer, variedad por horas (prostitución), por meses (vientres de alquiler), de modo total (cuerpo) o parcial (boca, manos, pecho, vagina, ano, útero) recuerden que forman parte de una estructura perversa que explota a las mujeres, pese a que ambas partes contratantes estén convencidas de que ejercen libremente un derecho.