Hace unos días, en compañía de un numeroso grupo de personas, giré mi segunda visita a La Bastida de Totana. Este poblado albergó en su día hasta un total de mil habitantes y fue la capital de El Argar, civilización que hace 4.000 años ocupó el sureste de la Península y a la que muchos consideran uno de los primeros Estados de la Europa Occidental.

La Bastida, asimilable por su estructura de doble muralla de torres cuadrangulares macizas y de difícil acceso a la ciudad de Troya II, se ubica en un promontorio cercano a la rambla de Lébor. Las excavaciones practicadas han permitido determinar tres fases de ocupación de esa ciudad, desde el 2200 antes de nuestra Era (ane) hasta aproximadamente 1550 ane, fecha en la que, no se sabe por qué motivos, fue abandonada. En el mismo municipio se trabaja también en la Tira del Lienzo y el mismo equipo de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) que está a cargo de las excavaciones (coordinado por Vicente Lull, Rafael Micó, Cristina Rihuete y Roberto Risch) lleva a cabo asimismo otros trabajos de investigación en La Almoloya, en el municipio de Pliego, otro de los poblados de referencia de la civilización argárica, con fondos donados por CEFUSA.

El Proyecto La Bastida, que inició su andadura en 2009 y llega hasta el 2013, supone una continuación de las excavaciones que arrancan desde 1869, con Rogelio de Inchaurrandieta, y que siguieron con otros muchos. Todo empezó cuando en 2007 Vicente Lull, catedrático de la UAB, vino a Totana y eligió este enclave argárico abandonado y saqueado (aunque desde 2005 tenía catalogación de BIC) y, descartando volcar sus esfuerzos en el núcleo original de Antas (Almería), se decantó por La Bastida. A los seis meses de su llegada ya arrancó un compromiso de colaboración de Pedro Alberto Cruz, consejero de de Cultura, con José Miguel Velasco Celdrán como director general de Bienes Culturales. Ese primer convenio 2009-2013 contó con algo más de tres millones de euros, de los que la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia (CARM) aportó 1,2 millones y 300.000 euros para el ayuntamiento de Totana (para labores de mantenimiento de las instalaciones, vigilancia y el pago de luz y agua) y la UAB, el resto.

Pero fuentes de este equipo de investigadores me confirman que, a partir de 2013-2014, la aportación de la CARM es nula, si se exceptúa una de 60.000 euros al ayuntamiento de Totana en octubre de este año para, en una actuación de urgencia, consolidar la línea 2 de la muralla del poblado. En estos momentos, pues, sólo la UAB corre con los gastos del proyecto. La inhibición de la CARM ha hecho que el equipo de arqueólogos de La Bastida se haya visto obligado a buscar recursos en el exterior (Fundación Volkswagen) e incluso en la consejería de Agricultura (Fondos europeos Leader gestionados a nivel local por Integral-Sociedad para el Desarrollo Rural, de Bullas). Además, lamentan que, tras la firma de un Convenio UAB-ayuntamiento de Totana de marzo de este año, dotado con 31.000 euros, para la construcción de una réplica de Casa Argárica, desde finales del pasado año no se ha renovado, sin embargo, el ´convenio de buenas intenciones´ con ese Ayuntamiento, aunque esperan que se llegue a un entendimiento.

El equipo de arqueólogos, que ha venido manifestando que así no podía continuar, confía en que el Gobierno regional recapacite y financie de nuevo parte de los trabajos. Entre los cuales, siempre se ha tenido presente la idea de la musealización. El primer paso para ello fue la consolidación de las estructuras alrededor de la balsa existente en el poblado. Además, la UAB, por su cuenta y riesgo y a través de la Asociación de Amigos de la Bastida (ASBA), comenzó una labor de difusión, con visitas guiadas, conferencias, clases en los colegios€ en un contexto de lo que denominaron ´museo vivo´, con la idea de poner en valor el yacimiento, pues, afirman, «una difusión de calidad sólo puede estar basada en una investigación de calidad [€] De lo contrario, el patrimonio se convierte, en el mejor de los casos, en un fetiche». Por eso, muestran su malestar por la adjudicación por concurso del régimen de visitas al yacimiento a una empresa privada, pues aducen que ASBA no pudo superar el canon exigido por el consistorio totanero pese a que, según dicen, superaba técnica y curricularmente a la empresa adjudicataria.

Esas mismas fuentes del equipo investigador me confirman que, lejos de las afirmaciones que se han venido haciendo de que financiar a la UAB sea ilegal, «la figura del convenio de cooperación entre entidades públicas es clave; permite aunar y optimizar esfuerzos para para la consecución de un objetivo común. Lo recoge la Ley. Además, la UAB siempre ha aportado tanto o más que lo que ha recibido de la otra parte».

En el fondo, temen que se esté parcelando el proyecto y se esté entrando en un proceso de mercantilización, pues según me confiesan, «cuando el patrimonio se gestiona con mentalidad empresarial, la prioridad de su gestión pasa a ser el beneficio privado. Cuando el bien cultural deja de ser rentable, la empresa lo abandona». Pese a ello, afirman que la voluntad de permanencia del equipo investigador del Proyecto La Bastida es total, aunque «todo dependerá del buen entendimiento institucional y de recuperar el marco de cofinanciación que se dio en los primeros años del proyecto».

Concluyo haciendo mía una afirmación de uno de los miembros del equipo: «No se apuesta por el patrimonio ni por la investigación en general». Lo que resulta evidente. La Cultura es la gran olvidada del Gobierno regional. Esperemos que un cambio de ciclo político revierta esta situación. El Proyecto La Bastida, con un deseable buen entendimiento entre todas las partes, debe continuar.