El ejercicio de la política obliga en ocasiones a desbrozar el discurso y las decisiones de pasiones y cuentas pendientes, para ir a lo esencial. Hay entonces que poner sobre la mesa lo que creemos que es realmente lo mejor para los ciudadanos ahora y en el futuro más inmediato.

A Ciudadanos, con sus modestos cuatro diputados, le ha tocado ejercer de pivote de la política regional. El contexto ha sido complicado, porque han sido pocos los miembros del Partido Popular que han entendido que, en su solitaria minoría, era imposible sacar adelante proyectos legislativos sin apoyos. Ha habido que hacer un esfuerzo pedagógico fuerte, y se ha perdido mucho tiempo, pero parece que vamos encontrando el camino.Ahora es tiempo que negociar con responsabilidad, dejando de lado ventajismo y demagogias de corto recorrido. Toca dar estabilidad.

Lo fácil hubiera sido asumir los discursos maximalistas de Podemos, que el año pasado propuso superar el techo de gasto en 503 millones, como si nos regalaran el dinero o el ministro Montoro fuera a hacer la vista gorda. O del PSOE, que directamente rechazaba los presupuestos sin dar alternativa. Incluso se podría optar por el juego político, dando largas hasta tumbar el presupuesto, con el objeto de desgastar al Gobierno de Fernando López Miras, que tiene solo dos años para convencernos de que sabe gobernar. Pero ¿es eso lo que realmente interesa a los murcianos?

Ciudadanos ha tardado en dar con la fórmula correcta. Entre otras cosas por las resistencias del Gobierno regional a una negociación directa que, sin duda, ha sido más fácil con el actual equipo que con el previo.

La negociación no ha estado exenta de problemas heredados. El Gobierno se había tomado nueve meses de vacaciones en la ejecución de los 32 millones de euros en enmiendas de Ciudadanos a las cuentas de 2017 (apenas un 0,8% del total). También ha habido que ser responsables, y muy pacientes, en ese punto.

Finalmente, hemos podido negociar y hemos dado con un presupuesto que colma nuestras aspiraciones, sin salirnos del techo de gasto y los compromisos de gasto de la Administración regional. Es un presupuesto que sigue condicionado por el déficit incontrolado y una deuda que pronto rebasará los 10.000 millones de euros, pero que deja cierto margen de actuación para grandes líneas de actuación.

En total, son 175 los millones condicionados por Ciudadanos. Se centran en lo que, entendemos, deben ser las prioridades de la política murciana. En primer lugar, por citar solo algunas partidas emblemáticas, hemos apostado por la Educación con 19 millones de euros, de los que tres se reservan para un programa de apoyo y refuerzo escolar, clave para tratar de revertir la altísima tasa de fracaso y abandono escolar. En políticas de empleo hemos alternado actuaciones de ayuda a parados (como el cheque formación), con programas de excelencia, como el de incorporación de talento, reforzando el programa Saavedra Fajardo para la incorporación de doctores a universidades, empresas y centros tecnológicos. No habrá futuro sin innovación, para la que hemos reservado 19,2 millones de euros. En Sanidad, la principal apuesta es un plan de choque contra las listas de espera que casi copa la mitad de los 22,6 millones destinados a esta categoría. Y no hemos olvidado las políticas sociales, que se incrementan substancialmente gracias a Cs en 31,3 millones. Por último, nuestro Mar Menor, al que si podemos curar nos devolverá todo su potencial turístico, recibirá 28,8 millones para su regeneración.

Todo ello con la obligada derogación de facto del Impuesto de Sucesiones y Donaciones, que permitirá acceder a sus herencias sin volver a tributar a buena parte de la clase media murciana, que ha llegado a plantearse renunciar a lo recibido por este absurdo impuesto.

Son, en definitiva, unos presupuestos equilibrados y sensatos, que ayudarán a seguir en la senda del crecimiento. Si somos capaces de impulsar la economía, o al menos gestionar mejor los recursos, podremos seguramente acabar con el déficit e ir reduciendo poco a poco la deuda. Urge, porque el dinero barato no durará eternamente y financiarse gratis tampoco. Habrá que estar preparados para cuando lleguen las vacas flacas del crédito. Igual entonces será a Ciudadanos al que le toque gestionar ese nuevo escenario.