Y la política neoliberal se hizo piedra y metacrilato. La metáfora ha tomado forma y hoy te has dado cuenta de que estás al otro lado, de que ya no puedes entrar en la ciudad.

El tren de alta velocidad, ese que has pagado tú aunque lo gestionen empresas privadas, ese que acabó con el transporte por ferrocarril a un precio asequible, te ha terminado de encerrar en el círculo en el que hace mucho que te estaban atrapando.

Porque tú, humilde y orgulloso votante del Partido Popular, te has pasado la vida pagando lo que otros van a disfrutar por ti. Sí, tú, el que vive en una casa en la huerta levantada con palicos y cañicas sobre la de tus abuelos.

En un año como este le has regalado cientos de miles de euros al equipo de baloncesto que lleva el nombre de esa universidad privada a la que le has dado todo lo que le puedes dar, aunque tus nietos no tengan aire acondicionado en la escuela, aunque el material más básico lo paguen tus hijos.

Cada año le cedes gustoso millones de euros a un solo colegio del Opus que segrega a sus alumnos y alumnas por sexo, que construye una pantalla contra la igualdad de género. Parte de su opulencia sale de tu esquilmada pensión, pero no esperes que te lo agradezcan. Quienes salgan de esas aulas te mirarán con desprecio porque las manos te huelen a tierra y da igual que las de su Dios (también el tuyo) lo hicieran a madera.

Pero es normal que no hayas caído en cuenta antes, cada vez coincides menos con ellos. Ya ni siquiera te une la cama del hospital al que de vez en cuando te llevan los achaques de una vida de duro trabajo.

La Seguridad Social que pagabas puntualmente en tus años de trabajador, cuando no te contrataban en negro, financia operaciones en sus clínicas. Dicen incluso algunos informes que ni se contrastan los precios con los del mercado (con los de su Mercado), por lo que les das más de lo que merecen€ si es que merecen algo. Qué paradoja, ¿recibiste alguna vez de sus padres y abuelos alguna peseta que no estuviera medida y bien medida?

Así que sus hospitales son cada vez más rentables y lujosos gracias a tu sudor, mientras a ti cada vez te atiende menos personal y el que lo hace, aunque ponga todo su empeño, está cada vez más explotado€ y eso se nota.

Ahora empiezas a darte cuenta, hace años que vienes haciéndote cada vez más pequeño, tus pies están cada vez más cerca y te alejas de su mundo y casi del tuyo, mientras que ellos se sienten cada vez más grandes.

Quizá lo hubieras visto si no fuera porque el autobús hace tiempo ya que no te lleva al centro y porque ahora€ ahora el muro te impide llegar y pasear con normalidad por aceras que valen millones de euros. Y lo peor es la humillación. Has sido tú quien les ha dado las alas para sobrevolar tu cielo contaminado y enriquecerse (aún más) hasta limpiando lo que ellos mismos han ensuciado.

Y que no se te ocurra protestar porque la Ley caerá sobre ti. Apenas se lee ya el ´social´ en la Constitución, la letra pequeña y tus cataratas no te dejan verlo, pero el ´derecho´ del Estado está escrito en negrita y está escrito contra ti. Los antisistema han ganado.

€¿o no?