Muy a menudo me he preguntado si los que se dedican a la política (no les llamo políticos porque eso es algo muy serio) se forman (o deforman) en algún centro de enseñanza o academia, ya que su coeficiente intelectual no da para tantas tonterías como desarrollan.

Con todo lo que ha pasado en la Comunidad catalana tenía la mosca detrás de la oreja (a veces también delante) pues una estrategia de actuación tan perfectamente planificada no podía haberla desarrollado, sin directrices precisas, el personal que pulula por ella para desespero del pueblo normal, el del día a día, el del que se levanta con la intención de ganarse, nada menos, la vida. Pues bien, preguntando aquí y allá, investigando en diversos medios, llego a la conclusión de que han tenido que asistir, posiblemente, a distancia o presencialmente, pagando con dinero del contribuyente, a las clases impartidas por Gene Sharp. El señor Sharp es un escritor, filósofo y politólogo estadounidense conocido por su extensa obra en defensa de la no violencia como lucha contra el poder. Veamos si les suena lo siguiente: el argumento básico de Sharp es que el poder no es monolítico, eso significa que no deriva de una cualidad intrínseca de aquellos individuos que están en el poder. Para Sharp, el poder político, el poder de cualquier Estado (independientemente de su organización estructural interna) deriva de los individuos del Estado. Su creencia fundamental es que toda estructura de poder se basa en la obediencia de los sujetos a las órdenes de los dirigentes. De esta forma, si el pueblo no obedece, los líderes no tienen poder.

Ya tenemos desvelado uno de los misterios: ¿Por qué ese empeño en no obedecer las leyes provenientes de los distintos estamentos del Estado? Tema primero. Hay que dejar claro que Sharp se basa, a su vez, en Étienne de la Boétie (1530-1563), trabajó como magistrado en Burdeos, francés, además, escritor que sostenía que si los individuos de un Estado particular reconocen que ellos son la fuente del poder del Estado podrían rechazar su obediencia y sus líderes se quedarán sin ese poder. Hay que reconocer que los próceres catalanes se han dedicado al estudio de estos temas, pues lo que es dedicarse a la gobernación, más bien, nada.

Teorías de Sharp desarrolladas por los 'resistentes catalanes', entre otras, son: «Establecer la doble soberanía y Gobiernos paralelos» De esta forma se ha insistido reiteradamente en que «hay dos legitimidades: la de las leyes vigentes y la de las leyes suspendidas por el TC». También figura en los temas estudiados por estos genios «buscar encarcelamientos para sobrecargar las cárceles por solidaridad» (las CUP y los alcaldes de la Asociación de Municipios de Cataluña acudieron en masa a auto inculparse ante los tribunales para desbordar los juzgados.

Capítulo muy interesante es el dedicado a los métodos de no cooperación política. Se proponen diversas acciones. La primera, es el «rechazo a la autoridad», que se promueve desde tres ángulos: suspensión o retirada de la obediencia, rechazo de apoyo público, y escritos y discursos promoviendo la resistencia. El abanico de medidas concretas es amplio (no asistir a reuniones oficiales, negar la aceptación de funcionarios designados, negarse a disolver instituciones independientes existentes, etc.).

Seguimos. «Desobediencia enmascarada»: parece que se obedeció (actuación de los mossos d'esquadra durante el 1-O y la víspera). Sharp recomienda el «boicot social hacia grupos sociales para inducirlos a que se unan a la resistencia», el «boicot selectivo a colaboradores voluntarios, soldados o policías». Suspensión de actividades sociales o deportivas, huelgas estudiantiles, refugios en lugares inviolables. Dentro de la estrategia del filósofo estadounidense encontramos «ruidos simbólicos con silbatos, matracas, campanas o sirenas». Realizar vigilias, generalmente de noche, con guardias constantes, largas y prolongadas.

Pero a todo hay quien gane y a los señores independentistas le ha adelantado por la izquierda los elementos de las CUP, agitadores y responsables directos de los Comités de Defensa del Referéndum (CDR), una especie de milicia urbana? Todo esto se les fue de las manos al Gobierno catalán y a los altos cargos de la Generalidad, incluido el Parlamento, con el resultado que tenemos en estos momentos? o ¿esto también entra en el temario?