El municipio de Murcia lleva camino de convertirse en un queso ´gruyère´, el francés que tiene agujeritos y de un sabor muy agradable a diferencia del suizo, que es más salado y picante y no está horadado pese a que le dio el nombre. La capital de la Región se enfrenta en estos momentos a un futuro incierto en cuanto a infraestructuras se refiere, que pueden llevarle a la modernización total o por el contrario al más negro de los pozos.

El soterramiento y la llegada del AVE en forma de montaña rusa es la gran asignatura y cuya realización chapucera podría llevarle a realizar el primer agujero de ese queso francés agujereado sin compasión ni escrúpulos. A estas alturas del culebrón todo está lleno de sombras. No se sabe a ciencia cierta cuál es el proyecto con detalle a realizar una vez que llegue el 15 de noviembre (miércoles), esa fecha marcada a fuego en el calendario de los soterramientos, ya que se supone que será el germen de la desaparición de las vías pero que, sin embargo, no detendrá la marcha del tren de alta velocidad.

Muchas incógnitas en unas obras cruciales y de gran envergadura. En ese queso ´gruyère´ al que está abocado el municipio de Murcia hay otro agujero negro: la autovía del Reguerón. Se trata de una carretera poco publicitada y que prácticamente servirá para poco. Su utilidad solo parece corresponder a la necesidad de unir El Palmar y La Alberca con la autovía del bancal, otra infraestructura que ya ha horadado lo suficiente el territorio y que está aún por retomar.

La autovía del Reguerón solo tendrá salida en Beniaján para los pueblos de la costera sur, que padecerán durante siglos las consecuencias de esa barrera que puede actuar como presa en caso de avenidas y provocar inundaciones sin precedentes. Los vecinos no han tenido información al respecto y el oscurantismo en torno a las obras es la tónica dominante. En Zeneta, por ejemplo, hay una gran inquietud por la afección en los montes de Tabala.

La destrucción del territorio ya se está haciendo patente en esa franja estrecha de terreno, en la que se empezó a hacer la carretera de la costera sur, aún sin final previsto. Lo nunca visto: dos carreteras casi paralelas en unos cuantos kilómetros.

IU ya ha pedido en el Congreso de los Diputados que se repiense esa autovía, teniendo en cuenta además que su trazado vulnera el nuevo Real Decreto de Zonas Inundables, que impide que se realicen carreteras en paralelo a los cauces por el gran impacto ambiental que conllevan. A la zona sur, lastrada por todas esas carreteras, aún le falta el trueno gordo. El Corredor Mediterráneo, una iniciativa reclamada y reivindicada durante años por gobiernos del arco mediterráneo y por los empresarios del Levante, que tendrá un gran coste medioambiental además de económico. Aún no se sabe el trazado que tendrá (si al sur o al norte) y si finalmente se hará. Por nadie pase.