La Administración USA de Trump ha decidido desclasificar algunos documentos hasta hoy secretos referentes al asesinato del presidente John F. Kennedy, en Dallas, en 1963. Aquel magnicidio aumentado con la muerte violenta de su supuesto asesino a las pocas horas y una serie de acontecimientos posteriores y dudas que hicieron de la conmoción una leyenda en todo el mundo. Versiones oficiales dudosas y secretos bien guardados por la llamada seguridad, que es la fórmula, siempre, de ningunear sobre lo ocurrido. En la documentación que ahora se pone a la luz figuran (aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, es un decir, una serie de papeles contra la memoria de Martin Luther King, aquella figura, también asesinada en 1968, defensor de la libertad racial y Premio Nobel de la Paz. Nada une a este líder negro a JFK pero siempre es bueno ´ensuciar´ la historia (deben pensar los guardadores de la caja fuerte de los informes comprometidos) cuando han hecho públicas algunas afirmaciones contenidas en los ya famosos papeles.

Se acusa a Martin Luther King de comunista ¿y? También de homosexualidad ¿y? De prácticas sexuales ´anormales´ tales como orgías ¿y? Desde los romanos el sexo es maltratado por la hipócrita visión de lo más reaccionario del ser humano (añadir aquí el nombre, que no recuerdo, del Jefe de la CIA americana que dio valor a unos informes basados en testimonios anónimos).

El que fuera 35 presidente de USA, JFK, hubiera cumplido ahora cien años; de nuevo una referencia al año mítico de 1917 en el que ocurrieron muchas cosas con trascendencia. Recuerdo muy bien cuando llegó a la Casa Blanca que en mi colegio de Padres Capuchinos nos animaron a escribirle una carta de felicitación por ser el primer presidente católico de la historia de aquella nación. ¿Estará mi carta entre los papeles desclasificados?

En Kennedy todo es posible; la leyenda creció y nadie tuvo la última palabra de lo ocurrido. Su familia (viuda y hermanos) encargó publicaciones para tratar de dar a conocer una verdad definitiva. Se decidió acabar con la serie de artículos, reportajes y libros sensacionalistas que oscurecían, más que aclaraban, los dramáticos sucesos y se buscó a un escritor con solvencia para investigar el fondo del acontecimiento histórico.

La elección fue la del periodista William Manchester, después de ofrecer el trabajo a otros dos grandes del periodismo americano aunque las condiciones de los Kennedy no hacían fácil la aceptación del encargo. El libro de Manchester, con un estudio muy riguroso de lo acontecido, con cientos de entrevistas realizadas y visionados de imágenes, ha sido el más fiable hasta la fecha sobre el asesinato de JFK. Aunque bien es verdad que, al final, no gustó a la familia del presidente desaparecido y se acabó en los tribunales. ¿Modificarán en algo los papeles desclasificados la versión de Manchester? Esa sería una cuestión digna de conclusiones históricas renovadas.