El 1 de enero de 2018 se cumplirá un año de la desaparición de la conexión aérea entre la Región de Murcia y Madrid. Dicho así resulta triste y podría entenderse que ha sido consecuencia de una decisión empresarial, pero un análisis de la realidad de nuestra comunidad, y sus datos de todo tipo, nos lleva a conclusiones muy preocupantes sobre el presente y sobre lo que nos puede deparar el futuro.

¿Tenemos instalaciones aeroportuarias capaces de desarrollar una actividad comercial? No una, sino dos. ¿Tan baja es la actividad económica, tan pobre es nuestra población, o tan buenas nuestras infraestructuras tiene nuestra Región que se justifica que no sea necesaria la comunicación aérea con Madrid? La respuesta es no.

La Región de Murcia es una comunidad uniprovincial, y a pesar de ello, la décima en extensión y la novena en población (por delante de Aragón y Asturias). En su condición de provincia es la séptima más poblada.Cuenta con un sector agrícola de gran empuje, un gran atractivo turístico y una industria petroquímica, asentada básicamente en Cartagena, sumamente importante y estratégica.

¿Mejorarían todas estas actividades gracias a la conexión aérea con Madrid? La respuesta nos la deberían dar todas esas personas y empresas forzadas a utilizar otras alternativas para desplazarse hasta la capital de España, o incluso a Barcelona; o quizás los responsables que nos han llevado a esta situación, porque no resulta comprensible no disponer de esta conexión cuando Navarra, La Rioja, Asturias, Cantabria; todas uniprovinciales, y con menos población que Murcia, disponen de una conexión aérea diaria con Madrid. Almería la tiene también diaria, y hasta de cuatro frecuencias.

¿Somos ciudadanos de segunda?¿Dónde está el AVE y dónde debería haber ido? Todavía no ha llegado y durante las últimas semanas hemos visto imágenes muy duras que no han sido portada en los diarios nacionales porque se han visto eclipsadas por los sucesos acontecidos en Cataluña. No se nos pueden olvidar los enfrentamientos violentos, las manifestaciones continuas y las reclamaciones de una población harta de situaciones que no tendrían que haber sucedido.

Cuando se construyeron las estaciones de tren se hicieron en las afueras de las ciudades. Ahora se construyen en los aeropuertos. Tenemos un aeropuerto, perdón dos, hablemos del de Corvera, allí entre Murcia y Cartagena. Atendiendo a las declaraciones de nuestros representantes de la Consejería de Fomento sobre las bondades y necesidad de Corvera deberíamos tener miles de vuelos, pues las compañías aéreas morían por operar en Corvera. Ni funcionando, ni se le espera, a pesar de todas las veces que han manifestado la inminente puesta en marcha.

La realidad es que no se sabe qué impide esa apertura y el aeródromo de San Javier abierto al tráfico aéreo civil sigue funcionando maravillosamente, a pesar del nulo apoyo del Gobierno de la Comunidad Autónoma. Nunca ha habido ningún servicio de transporte público. Ahí siguen operando los transportes privados clandestinos de los turistas buscándose la vida para suplir esa carencia. bEn las últimas semanas hemos conocido la noticia del nombramiento de García-Legaz como presidente de AENA, entidad que gestiona la red de aeropuertos y navegación aérea en España, en un gesto, más político que comercial, con la intención de mantener el control estatal de AENA. Si tenemos en cuenta que los Gobiernos de España y de Murcia son del mismo color y que el nuevo presidente es murciano, quizás podríamos llegar a la conclusión de una pronta solución para la gestión de Corvera, ya que se descarta la continuidad de San Javier.

Esta semana hemos conocido que la oferta técnica y económica de AENA es la única para optar a la gestión y explotación de Corvera.

El ministerio de Fomento también ha hecho unas declaraciones en las que la califica desde el punto de vista económico, sin tener en consideración otros aspectos estratégicos, como una operación muy atractiva y rentable. Pensar que AENA fuera la gestora de Corvera, al cesar la actividad comercial de San Javier, sería lo lógico y de sentido común. Sobre todo teniendo en cuenta otros ejemplos similares de aventuras comerciales, como Castellón. La realidad es que algún expresidente nos dijo que el aeropuerto de Corvera sería gratuito para los murcianos y a día de hoy, y sin que ningún avión haya despegado aún, ya nos ha costado muchos millones de euros.

Al comienzo, recordábamos el año de aislamiento aéreo de Murcia con la capital de España, cuando hubo años de hasta cuatro frecuencias diarias con Madrid y tres con Barcelona. Sería un bonito deseo de cara al 2018 que nuestros gobernantes autonómicos fueran capaces de solucionar los conflictos de intereses que rodean este tema y que pongan fin a esta anomalía.