Lo ha dicho otro estudio, aunque ya se sabía: ser superdotado aumenta el riesgo de sufrir trastornos mentales. Otra vez nos confirman que tener un cociente intelectual superior a 130 aumenta el riesgo de padecer estas enfermedades.

Parece ser que el cociente intelectual alto no es el causante de la dolencia en sí, pero predispone a padecerla, y ahí es cuando una se pregunta qué hacen los papás y las mamás para enderezar a sus retoños y soltarlos a las calles moderadamente pulidos y sensatos.

Desconfío naturalmente de los listos: algunos se aburren tanto que no les importa dañar al prójimo, aunque solo sea por salvar su culo, y a mí no me enseñaron eso ni mis padres ni las monjas del cole. También huyo de los tontos porque no se aprende gran cosa...

Conozco a más de uno de la primera categoría que ha desarrollado su inteligencia para desencadenar el mal y arrastrar a otros con engaños y con la apasionada defensa de sus mañas. Pobrecitos: finalmente lo que esconden es un problema propio que, desgraciadamente también atañe a los demás, porque a veces hasta se les quiere.

Después de todo parece que el estereotipo del genio loco puede tener una base de realidad, y que existe un vínculo entre la creatividad con la locura, pero tengo que aclarar que los más de 3.700 evaluados en este trabajo de investigación en EE UU son miembros de Mensa, una asociación para personas superdotadas a la que, por lo visto, pertenece Lucía Etxebarria, lo cual ya supone un demérito para la entidad.

También que, desgraciadamente y por experiencia, sé cómo alguien puede falsear los tests para hacerse pasar por la mente sana que no es.

Los participantes en el estudio tenían tasas más altas de trastornos diversos en comparación con el promedio nacional americano, pero ya lo había advertido el médico y criminólogo italiano Cesare Lombroso a finales del siglo XIX, quien estaba convencido de que el genio artístico era una forma de desequilibrio mental hereditario. Ahora disponemos de nuevas pruebas científicas irrefutables que respaldan lo que teorizó.

Casi prefiero quedarme con la profunda reflexión de la semana de otro cerebro estadounidense, en este caso el de Mariah Carey: «La felicidad es dormir lo más posible». Amén.