Hay afirmaciones tan falsas que, una de dos, o el que las realiza es un completo ignorante o un auténtico hipócrita cuyo único objetivo es manipular la opinión pública.

En los últimos años, el ataque a la Educación pública por parte de los Gobiernos regional y central ha sido tan colosal que parece que, para algunos, la única solución al problema pasa por negar la evidencia. De esta forma nos encontramos con afirmaciones como: «La calidad de la Educación en la Región no sólo no se resintió durante la crisis económica, sino que, incluso, mejoró», algo que asegura el Consejo Escolar de la Región de Murcia sin que ninguno de sus miembros se sonroje lo más mínimo. ¿Será cuestión de ignorancia o de absoluta falta de escrúpulos?

¿Cómo son capaces de subrayar una mentira tan rotunda cuando los alumnos de la Región han sufrido, y sufren, unos recortes sin precedentes? ¿Cómo va a ser así si la Región de Murcia se ha desprendido de más de 3.000 docentes, si ha precarizado sus condiciones de trabajo, y ha dejado a los centros educativos sin apenas recursos?

Los docentes interinos, por ejemplo, hemos aprendido esta lección a fuerza de golpes, uno detrás de otro. Desde los brutales decretos de recortes hemos asistido a una sucesión de consejeros/as de Educación y directores generales que se han aferrado a la negación de la realidad, manipulándola y presentando una mentira tras otra para justificar el destrozo perpetrado.

Y es que hemos visto como negaban los recortes y hasta el despido de 3.300 compañeros/as. No se nos va a olvidar la sucesión de mentiras y tergiversaciones, que llegó incluso a que un director general de Recursos Humanos nos dedicara un artículo infame, repleto de mentiras, y exponente de un nivel de hipocresía nivel premium. Pero claro, en este país ni la mentira ni la indecencia le cuesta el trabajo a nadie; al menos en política. Si acaso te ascienden tus jefes para sentirse cómodos, rodeados con los de su cuerda. Aquel artículo llevaba un título que lo definía perfectamente: Mienten.

Lo cierto es que hay que ser un experto trilero para hacer lo que han hecho con la Educación pública y no sonrojarse al recitar el mantra de que la «educación no se mejora aumentando la inversión». Ojo, mantra que sólo es válido para la Educación pública, nunca para la privada-subvencionada, que ha visto cómo el gasto de dinero público iba aumentando año tras año. Ha sido, y sigue siendo, un buen negocio.

Pero por mucho que se repita una mentira, ésta no se convierte en verdad así como así; sigue siendo una mentira. Aunque algunos la crean y la aplaudan con entusiasmo semoviente. La mentira solo sirve para negar la realidad, ocultarla y disfrazarla a conveniencia. ¿Algunos ejemplos? Los profesores de baja no son sustituidos antes de quince días, se han eliminado refuerzos, apoyos, desdobles y se han adelgazado las plantillas. Pero hay mucho más. Y esto, que nos perdone el Consejo Escolar Regional, sí ha afectado negativamente a la calidad educativa. Las cifras no engañan, aunque traten de manipularlas o mandarlas a un rincón sombrío. Así, hemos visto que la Región de Murcia se desplazaba hasta ocupar el liderazgo estatal en abandono escolar. ¿Acaso esto es mejorar la calidad de la educación? Hemos asistido, también, a cómo se ha perdido casi un 20% de la plantilla docente en la Región y cómo se ha reducido la inversión en Educación pública hasta llegar al mínimo histórico del 3,8%. Pero las Administraciones educativas, lejos de buscar una solución a los problemas de nuestra educación pública, sólo buscan enmascararlos y crear pantallas de humo para manipular la opinión pública. No sea que no les voten.

Por si no fuera suficiente los interinos volvemos a estar en el ojo de mira, el tiro al interino, su cacería, no ha acabado. Distintas sentencias, incluida la Justicia europea, han advertido que la situación del profesorado interino es altamente irregular, que la Administración no puede tener trabajadores temporales haciendo las funciones de fijos en peores condiciones. Esa situación tiene nombre y apellidos: discriminación y precariedad. A nadie se le escapa que cualquier trabajador, en cualquier empresa, a los tres años de estar contratado pasaría a ser fijo, pero no, en educación no es así. Un docente interino puede estar diez años o más al servicio de la Administración educativa y sigue sin tener derechos. Por ello hablamos de fraude de ley.

Pero, ¿cómo no? nos encontramos con nuevas campañas publicitarias en las que se habla de miles de plazas a oposición, de recuperación de empleo y casi parece que van a regalar la plaza a todos los interinos haciéndolos fijos? Nada más alejado de la realidad.

Con las convocatorias de oposiciones, que van a producirse en los próximos tres o cuatro años, sólo se cambia el formato de las plazas, que pasan de ser ocupadas por interinos a ser ocupadas por funcionarios, pero en realidad no se crea ni una sola plaza adicional, ni un solo puesto de trabajo neto. Tampoco se garantiza que los mejores docentes sean los que ocupen estas plazas, pues el sistema de oposición poco tiene que ver con la realidad de la docencia, un sistema subjetivo y desfasado incapaz de evaluar la capacitación docente y que poco tiene en cuenta las competencias adquiridas con el ejercicio diario en el aula.

Llevamos mucho tiempo exigiendo un sistema de acceso objetivo, justo y eficaz, pero ahora, y debido a la urgencia, un sistema transitorio similar al que ya se aplicó en 2007 sería parte de una solución a un problema que cada vez se complica más debido a la falta de voluntad política que puede dejar tirados en la cuneta a miles de docentes. Es decir, una chapuza. Otra más. Y van unas cuantas.

Quizás, por una vez se nos escuche y, en vez de atacarnos y mentirnos, las Administraciones quieran solucionar de verdad un problema que ellas mismas han creado de manera irresponsable. Los docentes que llevamos años dejándonos la piel por nuestros alumnos/as, en la Educación pública, somos uno de sus principales valores. Tanto trabajo, tanto esfuerzo y tanto conocimiento no pueden ser desperdiciados. A ver si, por una vez, escuchan y deciden hacer algo positivo que no sea destruir.