Como todo el mundo es polifacético, pero algunos tanto que rozamos lo patológico, voy a permitirme sacar hoy aquí mi yo lingüista, que el pobre siempre se queda castigado por ahí al fondo mientras el poeta, el politólogo-de-barra-de-bar y (sobre todo) el indignao sudan la camiseta. Venga, chaval, a darlo todo.

- Pues veréis, todo empezó con Ferdinand de Saussure y su división del signo en significado y significante, que...

- Frena. Frena ahí que se nos pasa el público a los horóscopos. Al grano, campeón, que hay por ahí un cazatalentos.

- Ok. A ver. Ya me estás poniendo nervioso. Me salto lo de Chomsky, lo de los actos de habla, lo del lenguaje performativo?

- Tú sabrás, pero el tipo está mirando la hora?

- ¡Vale! ¡Ya estoy! ¡Que los políticos murcianos están creando un idioma nuevo!

- ¿Pero qué me estás container?

- Como lo oyes. Y ya hay que ir pensando en pedirle a Google un traductor.

- Quedo muerto.

- No me extraña. Te comento. Tú coges alguna declaración de algún mandante, como por ejemplo «hemos escuchado a los vecinos, vamos a empezar las obras de soterramiento». La pegas en la pestaña mandantés-castellano y te sale la traducción: «Os metemos el AVE y su muro en superficie como estaba planeado, impermeabilizamos y luego ya veremos».

- Pero ¿y eso? Las dos frases parecen castellano correcto.

- Lo parecen, pero no lo son.

- ¿Y en qué se diferencian?

- En que la primera no tiene ni proyecto ni plazos detrás, y la segunda la van levantando a tres turnos, de lunes a domingo. Van ya por el Infante, si te fijas.

- Hosti qué gente más lista, los lingüistas. Que parece que no hacéis falta, pero sí.

- Bueno, es que del río p'abajo, somos tós finos lingüistas.

- Y entonces, el mandantés ése, ¿solo se usa en la Glorieta?

- En la Glorieta, en San Esteban, para hablar en la prensa, y para dirigirse al servicio.

- Estará cayendo en desuso.

- Todo el mundo lo entiende, pero fuera de palacio no se habla.

- Jo acho, cuánta metáfora.

- Pa qué me invitas, si ya sabes cómo me pongo.