El tiempo aún acompaña. El otoño aquí no llega hasta bien entrado noviembre y muchos rascarán algunas semanas más a esta, cada vez más amplia, temporada estival. Por eso aún no es tarde para hablar del verano, hacer balance y reconfortarnos con los recuerdos de festivales, de noches durmiendo en un coche, de las calas conquistadas, de las reuniones con amigos, de las conversaciones con Oporto en cualquier terraza a kilómetros de distancia. Rebuscar entre esos recuerdos no tan lejanos nos da mecha para afrontar la rutina y seguir apurando un poco más nuestro particular Verano del Incendio, que cantaría Luis Brea.

Al margen de las temperaturas, que no acompañan a la estación, hace tan solo unos días el Ministerio de Medio Ambiente dio por finalizada la temporada estival e hizo su particular balance del verano. También del incendio, pero este, desgraciadamente, de forma literal y con consecuencias devastadoras.

Según el avance de las estadísticas, hasta el 30 de septiembre se han producido más de 11.000 conatos e incendios en España y se trata del tercer año (desde que se tienen datos) que más superficie forestal ha ardido. El Noroeste se ha llevado la peor parte. Más del 50% de los fuegos originados han sido allí y la comunidad peor parada ha vuelto a ser Galicia, donde desde el sábado se han registrado 80 incendios forestales, en los que la Xunta ve «clara intencionalidad».

Eso también es el verano del incendio, aunque esos recuerdos que quedarán marcados en la memoria de nuestros bosques durante décadas no sean tan agradables de rememorar y se repitan con tanta insistencia cada año.