o conociendo bien la historia y su realidad, no virtual sino real, hay quien dice que vivimos tiempos franquistas o que el fascismo se ha instalado de nuevo en España. Y se comenta sobre los sucesos que vienen instalándose en España, con motivo de la crisis 'política' en Cataluña. Pero se equivoca' quien habla así, desmejorando este tiempo y comparándolo con aquel de entonces.

Hace unos días se ha iniciado el rodaje de una película llamada Vitoria, 3 de marzo. El guión está sacado de los sucesos de ese día y en esa ciudad, año 1976, que rememorará los crímenes de las manifestaciones en el Casco Viejo y la histórica asamblea de la iglesia de San Francisco de Vitoria.

En este sentido, las paredes de la calle Herrería han amanecido con pintadas negras llamando a la huelga general, brindando así un recuerdo al ayer. Para las 7,30 horas, un centenar de personas vestidas y peinadas al estilo de los años setenta se reunía en los cantones colindantes. Poco después, se escuchaba el rugido de los todoterrenos. Llegaba la Policía Armada, los llamados y temidos 'grises' de entonces; cada agente identificado con la correspondiente águila nimbada de San Juan, el yugo y las cinco flechas. Y alguien decía en voz alta a los extras: «Quiero ver caras de muy mala hostia». Esto es un asalto de aquella época en toda regla, como entonces.

Víctor Cabaco, el director, se mostraba satisfecho por el recibimiento que estaba teniendo el rodaje en la ciudad. «La acogida ha sido increíble, en estos tres días no hemos dejado de recibir muestras de cariño de la gente. Se acuerdan de todo y se nos acercan quienes estuvieron presentes en los hechos para darnos detalles. Es algo constante», aunque sabe que lo más terrible, por verdadero, es lo que cogieron algunos radioaficionados de los teléfonos de los mandos de aquella represión sangrienta: «Hay que disparar», dice el mando, «esto va a ser una, una masacre», resumo de la cinta que tengo en casa y que cuenta todo lo ocurrido.

El Polígono de Betoño y el pórtico de la iglesia de San Miguel han sido los primeros escenarios elegidos para comenzar el rodaje. La película contará la historia de Begoña y su padre José Luis, locutor de una radio local en 1976. Ambos vivirán en sus carnes los acontecimientos de aquella actuación policial, cuando las huelgas obreras se fueron sucediendo en una ciudad, hasta ese momento poco acostumbrada a las protestas. Los hechos culminaron con la asamblea de obreros en la iglesia de San Francisco, donde murieron asesinados cinco jóvenes.

Y no es lo mismo. No está la política de hoy como la de hace años, nada es igual. La democracia no ha terminado con sistemas totalitarios de actuación policial, salvo algún caso aislado que se vaya de las manos en alguna ocasión. Porque aquellas cargas policiales de entonces no son las revueltas de hoy. Y llamar a la situación de hoy fascista o compararla con el franquismo es un insulto a la inteligencia y una mentira también.

Otra cosa es que la situación política, en relación con asuntos autonómicos o de defensa de una nueva ordenación territorial y política, haya que actualizarla, pero no es una situación idéntica a la de los años 70, ni hablar, y mucho menos las actuaciones de quienes tienen la obligación de defender las leyes; porque si se sobrepasan, ellos terminan, y lo saben bien, mal parados. Y aquello de Vitoria no era un paso más de la policía, sino órdenes de sus mandos y finalmente del ministro encargado de aquel orden policial. Esto es seguro, y en los 70, no lo era, cuando esos sucesos de Vitoria eran como los recordamos y aún persisten en su verdad en esa cinta grabada a la policía mientras se comunicaban entre ellos.

Nunca se me olvidará, porque el 3 de marzo era mi cumpleaños y, aunque ya muy avanzada la noche me llegó aquella comunicación y los disparos en un trabajo del PCE, en el que militaba entonces. Y medio país, que había oído todo, sufría los terribles acontecimientos que ojalá no vuelvan nunca. Nunca jamás.