Anda estos días por la cartelera la película La Llamada, dirigida por Javier Ambrossi y Javier Calvo, y protagonizada por Macarena García, Anna Castillo, Belén Cuesta y Gracia Olayo. La película es, sobre todo, muy divertida, algo muy recomendable estos días. La historia es poco ortodoxa, ¿qué puede salir bien de una película en la que a una chica Dios le canta canciones de Whitney Houston? Pues sale bien todo. De hecho, esta obra comenzó en el hall del Teatro Lara y cuatro funciones después pasó a una de las salas, donde permanece desde hace cuatro años, con llenos continuos.

Y aquí es donde pido un Goya para Belén Cuesta por su interpretación de la monja Milagros. La reinvindicación de un premio para la actriz andaluza es relevante porque no es una interpretación ´dramática´. Es una comedia, un género siempre maltratado a la hora de recibir distinciones por parte de los académicos tanto en España como en los Óscars. Y cuando uno se para a analizar las razones no encuentra muchas. «No tenemos los premios, pero tenemos el favor del público», suelen decir los cómicos. Entrevistando a la propia Belén Cuesta por su papel en Kiki, el amor se hace, de Paco León, me comentaba que «la comedia es el género más difícil sin duda. Más o menos, todos nos emocionamos por las mismas cosas pero a la hora de reírnos no todos tenemos el mismo sentido del humor. Llevar un texto, por muy gracioso que sea, a la pantalla, no es nada fácil». Y no le falta razón. La comedia se merece recibir un premio que la dignifique. Por justicia.