Tantas veces gritaron «AVE ya» que cuando dicen «Soterramiento ya», nadie les cree. Como en el cuento de Pedro y el Lobo. La llegada del AVE y el soterramiento ya no es un problema técnico, sino un problema político cuya resolución requiere de grandes dosis de pedagogía y de antídotos contra la postverdad que campa a sus anchas cuando tanta gente ha creído que si no llega el AVE ya no será necesario cerrar el paso a nivel. También es vital que no se repitan errores de bulto como empezar las obras del muro pantalla en las inmediaciones del paso a nivel de Santiago el Mayor a los dos días de una manifestación de más de 50.000 personas que ha sido torpemente ignorada por las autoridades regionales y locales. Una provocación más por parte de unos responsables políticos que están out desde hace tiempo. Incluso en Adif preguntan en privado qué pasa con los políticos de Murcia.

Sobrepasados. Los graves actos vandálicos del pasado martes por parte de un nutrido y organizado grupo de radicales que ´flipaban´ al ver los destrozos mientras eran jaleados y aplaudidos por vecinos del barrio transformadas en masa, son inadmisibles como inadmisible es que el portavoz de la plataforma, Joaquín Contreras, posiblemente sobrepasado por la tensión de los acontecimientos, haya dicho que el Gobierno «tiene las manos manchadas de sangre» porque un agente de policía respondió con la porra a un vecino que previamente le había pegado un puñetazo en el ojo justamente a la salida de clase de un instituto donde los estudiantes presenciaron lamentables escenas de tensión, nervios y ansiedad que no deben repetirse. Esas palabras de Contreras incitan a la violencia y crispan aún más unos ánimos ya de por sí sobrecalentados. Los vecinos harían bien marcando distancias con lo violentos que seguirán acudiendo a las vías a montarla porque la protesta callejera termina siendo adictiva.

Nadie discute que los vecinos se han ganado el derecho a no creer y a dudar de todo, pero no es menos cierto que por primera vez en muchos años parece que va en serio el soterramiento de las vías por parte de Adif gracias al empuje y la presión que durante décadas han ejercido los vecinos de los barrios del sur apodados ´los galos´. Ya pueden darse prisa los técnicos para tener terminado a finales de octubre el proyecto de ejecución del complementario para alargar el soterramiento hasta Senda de los Garres.

Los propios miembros de la Plataforma reconocen que el soterramiento está al alcance de la mano y que el talante de Juan Bravo no tiene nada que ver con el del ´sinvergüenza´ de su antecesor en el cargo. Y reconocen también que están en un callejón del que no saben cómo escapar airosos porque sus vecinos rechazan cualquier informe o propuesta que no sea mantener abierto el paso a nivel de Santiago el Mayor mientras duren las obras del soterramiento apelando a la excepcionalidad de la ley porque creen que España es el país de las excepciones; y si eso no es posible porque la Agencia de Seguridad Ferroviaria mantiene que supone asumir un ´riesgo inaceptable´, piden que el AVE se quede en Alicante o en Beniel aunque adaptar esa estación tenga un coste estimado de diez millones de euros y no impida que se cierre finalmente el paso a nivel.

Ya cruzaron la meta. La vía provisional y su muro-pantalla de protección forman parte de las obras del soterramiento porque es imprescindible desviar los trenes, empezando por los de cercanías que tantos usuarios demandan, para poder así levantar las viejas vías y hacer el famoso agujero del soterramiento. El problema es que por esa vía también llegará un AVE y los vecinos identifican eso con la victoria de los gobernantes con traje y corbata que tanto les han mentido. Se ha convertido en una lucha de clases. Por eso se rebelan con tanta fuerza contra la llegada del AVE en superficie aunque con él también llegue el soterramiento. No se han dado cuenta de que hace días que cruzaron la meta en solitario y de que, a priori, han ganado la partida del soterramiento consiguiendo lo que no hace mucho parecía imposible. Y no se dan cuenta porque cuando los sentimientos y las emociones entran en juego, la razón deja de existir y cuando eso sucede tendemos a rechazar todo aquello que no encaja con nuestros deseos, principios o valores. Por eso resulta tan irracional que los vecinos pidan ahora que se mantenga abierto un peligroso paso a nivel cuyo cierre llevan exigiendo tantos años.

Clase D. No es la primera vez que escribo que el soterramiento será una realidad cuando esté completamente terminado y que los vecinos, como Santo Tomás, solo creerán que Adif va en serio cuando vean las máquinas hacer el agujero de la trinchera; pero llegados a este punto toca hablar y negociar el tiempo que haga falta hasta conseguir una salida airosa para todas las partes implicadas que pasa por dejar de hablar de la pasarela peatonal con rampas mecanizadas para empezar a construirla lo antes posible (a ser posible como las que hay en Vitoria); y pasa también por desempolvar la propuesta del ayuntamiento de Murcia de mantener abierto el paso a nivel de Santiago el Mayor estableciendo para el mismo un nivel de protección clase D que, entre otras cosas, evite que la gente siga cruzando con las barreras ya abajo como sucede ahora mismo. El nivel de protección de clase D implica, entre otras cosas, que «el tren efectuará una parada momentánea antes de cruzar el paso ferroviario» y que «un agente ferroviario procederá al corte de circulación de la carretera, camino o calle, actuando sobre las correspondientes señales manuales, o bien por accionamiento de las señales luminosas o de balizamiento si el paso dispusiera de ellas».

Los problemas de Aldesa. Negar el diálogo es negar la solución en un momento crítico porque la empresa Aldesa adjudicataria de las obras de la vía provisional previa al soterramiento ha advertido de que no tendrá más remedio que abandonar ´si persiste la violencia´ de los últimos días. El responsable de obra civil en España de Aldesa, Guillermo Rey, declaraba en Onda Cero que no quieren verse en ese escenario de tener que abandonar porque tienen un contrato de Adif que, según dice, consiste principalmente en el soterramiento de las vías en su entrada a Murcia, «pero no descartamos abandonar porque nos preocupa la seguridad de nuestros trabajadores y también los sobrecostes que se están generando» y añade «los trabajadores afrontan su jornada laboral con miedo porque son humanos. No es un tema de vandalismo ni de manifestación, es violencia y hay auténtico miedo».

El seguimiento. La Plataforma del soterramiento ya ha dicho que tiende la mano a cualquier negociación con el ministerio de Fomento y Adif, pero sin el ayuntamiento de Murcia y sin el Gobierno regional porque no quieren seguir perdiendo el tiempo con ´las sumisas autoridades murcianas´. «Cuando quieran», han respondido al ministro después de que éste les haya tendido la mano para que se incorporen a una comisión de seguimiento de las obras donde puedan comprobar que el compromiso es firme. La cuestión es a qué comisión de seguimiento de suman los vecinos porque hay más de una: a la que se creó en octubre de 2015 en el ayuntamiento de Murcia presidida por el exconcejal de Ciudadanos Javier Trigueros, que no se ha reunido nunca desde entonces y en la que el PP no quería que estuviesen los vecinos de la Plataforma según la enmienda presentada por el edil Navarro Corchón en aquel pleno; a la comisión técnica de seguimiento de la que forman parte Adif y las tres Administraciones, que se ha reunido un par de veces y en la que tampoco están los vecinos, o a la comisión de seguimiento que se va a constituir en la Asamblea Regional a iniciativa de Podemos con el riesgo de que aún se líe más la madeja porque la formación morada, en realidad, no quiere trenes AVE en ninguna parte porque lo consideran el tren de los ricos y no del pueblo.

Lo importante ahora es que, más pronto que tarde, Adif, los vecinos y el director de la Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria se reúnan sin hora para despejar todas las dudas y acordar una solución a un problema enquistado que ha llevado a todos a una vía muerta.

Una cuestión política. La llegada del AVE a Murcia y el soterramiento se ha convertido ya en un monumento a la falta de planificación y la constante improvisación que ha hecho que a seis meses del previsible cierre del paso a nivel de Santiago el Mayor aún no esté construida la pasarela peatonal y, lo que es peor, todavía no sepan ni cómo la van a hacer. Ciertamente la pasarela forma parte del modificado que se está redactando. Los vecinos solo ven que se acercan las pantallas de metacrilato a Santiago el Mayor por donde cada día cruzan y que el paso subterráneo de San Pío X está lleno de ratas y hasta de culebras.

La solución al conflicto generado por la llegada del AVE y el soterramiento es política con el hándicap de que en la Región de Murcia lo único que se ha soterrado es el nivel político y no hay un líder claro y fuerte. La prueba más evidente de ello es que han ignorado una manifestación de más de 50.000 personas. Craso error porque han acabado quemando contenedores y derribando muros.