Algunos de los que nos dedicamos a la docencia tenemos la suerte de hacerlo en centros rurales. Aquellos que, alejados del bullicio y los atascos, desarrollan su actividad en zonas de ámbito rural, y fuera de cascos urbanos. El tiempo pasa un poco más lento, Internet no llega igual, y el tiempo que los alumnos tardan en los obligados viajes en autobús escolar les hace tener una distinta perspectiva del tiempo y el espacio. Ven con distancia la ciudad, pero también lo que ocurre en ella. Con inmediatez, sí, pero con distancia. Con la misma atención, pero con una envidiable perspectiva. Quienes vivimos con angustia la peligrosa situación política actual, agradecemos ver un tractor trabajando el campo frente al instituto, y no de los que bloquean el acceso a un centro de votación ilegal.