Momentos como los que está viviendo estos días nuestro país son proclives a todo tipo de comentarios y opiniones; lo que está pasando en Cataluña es un asunto que ya ha marcado la historia de España.

La libertad de expresión y el respeto, una vez más, quedan en entredicho por unos y por otros. Siempre he abogado por la libertad de vivir una propia vida, por hacer lo que sientes y por defender aquello en lo que crees desde la acción. Ahora bien, siempre y cuando te pares en el semáforo rojo. Vivimos en un marco legal en el que la democracia y nuestra Constitución amparan la convivencia; siempre voy a respetar a la persona que haga lo que sienta, sin embargo, tiene que pasar y aceptar por lo que dice la ley.

Otro caso distinto es que con diálogo, con excelente comunicación, con saber interpretar lo que nos quieren decir, etc., podamos cambiar, entre todos, las leyes, la Constitución, o lo que fuere necesario para una mejor convivencia y estabilidad.

Siento decir que carecemos de ello; la falta de diálogo, de escucha, de interpretación, de comunicación, de saber estar y, sobre todo, de sentido común es algo que me hace reflexionar.

Me hace reflexionar y cuestionarme que todavía nos falta muchísimo para ello, porque el 'yo tengo la razón y muero con ella' solamente lleva a toparse contra paredes. ¿Qué problema hay en ceder un poquito para que pasemos los dos?

Si no te gusta pararte en el semáforo cuando se pone rojo, muévete para que te lo puedas saltar, pero tendrás que hacerlo por cauces legales. Si eso no lo entendemos, estamos saltando hacia donde no debemos y puede ser peligroso.

Respeto de verdad, convivencia de verdad, comunicación de verdad, entendimiento de verdad, libertad de expresión de verdad? Sentido común de verdad.