La soledad se ha convertido en una epidemia que no debemos perder de vista, ya que ha llegado a superar a la obesidad como amenaza a nuestra salud. Con las nuevas tecnologías las relaciones a través de las redes sociales se han multiplicado rápidamente, ganando terreno a las verdaderas relaciones sociales y eliminando esos momentos tan esenciales para nuestra salud mental como quedar a tomar un café con una amigo para hablar, pasar una tarde con nuestros padres o salir a pasear con los abuelos. Estos momentos en los que estamos ´desenchufados´ del ordenador o el teléfono móvil y que son los que realmente nos recargan las pilas y nos llenan de emociones y vivencias. Un estudio científico dado a conocer hace unos días alertaba de que la mitad de los españoles reconoce haberse sentido solos en algún momento en el último año. Pero no se trata de cifras sino de casos reales y el que me ha hecho preguntarme ¿qué estamos haciendo mal? ¿cómo podemos cambiar este rumbo? es el de Óscar, un hombre de 84 años que acudió a Urgencias de un hospital argentino el día de su cumpleaños. El anciano aseguraba sufrir un fuerte dolor de cabeza, pero las enfermeras que le atendieron en el centro sanitario descubrieron rápidamente que su dolencia era mucho más profunda, ya que no quería estar solo en el día de su cumpleaños y acudió al hospital para pasar esa fecha señalada acompañado. Nadie debería verse así en ningún momento, tendríamos que sacar al menos unos minutos al día para llamar a nuestros mayores, hablar con ellos y hacerles evadirse de su soledad. Todos estaremos en su lugar.