Se abre el telón, y sigue sin verse nada. O sea, algo sí se ve: una cortina de humo. Pero, ¿de qué tipo de humo? Pues a ver, os cuento: parece como un vapor, como de sauna turca, mucha humedad, y también entre medias humo de verdad, humo de puro. Como si hubiera alguien fumándose un puro. Como si, ya por dar todos los datos, Mariano Rajoy estuviera tomando un baño turco mientras se fuma un Farias descomunal. Ese tipo de cortina de humo.

No se entiende nada, ¿verdad? Bueno, a lo mejor la culpa no es del todo mía. Si estáis siguiendo las noticias ya sabréis que, en estos momentos, el mayor contingente de fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado desplazado a Cataluña desde 1934 está alojado en un ferry adornado con personajes de la Warner: Piolín, el Coyote y el Pato Lucas, concretamente. A ver, troncos: es que la realidad no se entiende, estos días. Hay gente, gente puntera, jueces y tal, diciendo cosas como 'sedición' o 'tumulto'. Mí no entender. Y subo: el instructor de todos esos paleodelitos en la Audiencia Nacional es un expolicía franquista. Mí no entender, elevado al cuadrado.

¿Y sabéis qué? Que tal vez lo más sano sea el estupor. Si desde finales de la década pasada uno ha perdido la fe, si la gestión de la crisis te parece más mangoneo que gestión, si ver a Bárcenas en Baqueira, a Granados en Marbella y a Rato en el puente aéreo Madrid-Ginebra (tal vez para echarse un pádel con Urdangarin) te deja el culo torcío, tal vez es que la cabeza aún te funciona. La confianza en las instituciones del 78, desde el bipartidismo hasta la corona pasando por el sistema de aforamientos y protección de la corrupción, viene desplomándose con toda sensatez desde entonces. Saltan las costuras aquí y allá y parece poco razonable remendarlas con una grapadora oxidada. Es decir, nos parece poco razonable a algunos. A Rajoy (y tal vez a Erdogan), ya tal.

«Parece ser que Rajoy todavía no ha salido de sus perplejidades significantes, porque lo que más puede repugnar a un purista del lenguaje es que se reproduzca un desfase entre significante y significado», escribió hace unos años aquel catalán, Manolo Vázquez Montalbán, con una clarividencia aprovechable. Legalidad y legitimidad parecen haberse divorciado y estar litigando por los hijos. En esta situación anómala, en esta disociación cognitiva en que parece haberse convertido la precampaña electoral del PP y de Junts Pel Sí (a.k.a. 1-O), lo que parece haber saltado por los aires es nuestro, ejem, estado de derecho. La reciente reforma ad hoc del Tribunal Constitucional, la detención arbitraria de representantes políticos catalanes, el registro sin permiso de la sede de uno de sus partidos o la suspensión ejecutiva de la policía autonómica catalana sin refrendo judicial o parlamentario dan cuenta del paroxismo turco del señor purista (por lo de los Farias) al mando del país, que tal vez (no sé, yo ahí lo lanzo) debería dar alguna respuesta política al asunto, un día que no haya fútbol, aunque sea.

- Y que no haya Gürtel tampoco.

- Anda que no pides tú ná.