It no es una película de miedo, es una película sobre el miedo. La nueva adaptación de la novela de Stephen King es un viaje al subconsciente de cada uno, al lugar donde aguardamos esa emoción que sale a la luz cuando nos acecha algún peligro real o imaginario. Y lo hace en forma de payaso, un personaje que por antonomasia nos devuelve a la infancia y nos convierte en seres vulnerables. En It, el miedo se disfraza de esa figura, aprovecha su peculiar idiosincrasia para llamar nuestra atención y burlarse de nuestra cotidianidad.

It es un cara a cara con los miedos que aparecen en nuestra infancia (lo vemos en los niños protagonistas) y que todavía nos persiguen de mayores (reflejado en sus padres). It es la muestra de la ´cultura del miedo´ en la que vivimos, como destaca el director Andy Muschietti en una entrevista en El Confidencial. Y ese «miedo es una herramienta de poder», el arma que utilizan gobiernos, organizaciones e instituciones para manipularnos y convertirnos en seres sumisos. Lo utilizan las personas que tenemos a nuestro alrededor (incluso las que más nos quieren) y hasta nosotros mismos.

Las redes sociales ejercen un control sobre nosotros hasta el punto de no saber discernir entre lo real y lo virtual; hacen uso del qué dirán, del ser juzgados y avivan la necesidad de estar ´en línea´. Al miedo hay que pararle los pies, encontrándoselo de frente, y siendo conscientes de que no es real. Eso hicieron los chicos de It: se lo creyeron.