Sin duda, visto con ojos de hoy, Santiago es un santo políticamente incorrecto. Muy incorrecto. Recordemos que en muchas de las iglesias del norte de España es habitual encontrar representaciones de Santiago Matamoros despachando sarracenos con su espada. Según cuentan las crónicas medievales, en mitad de la Batalla de Clavijo, cuando viéndose perdidos los cristianos (que sólo eran mil hombres frente a los 10.000 musulmanes que tenía frente a ellos), desesperados, detuvieron la lucha, se arrodillaron todos en posición orante y suplicaron ayuda al Santo. Al momento, desde el cielo y montado en su famoso caballo blanco, Santiago descendió hasta el campo de batalla, blandiendo con furia su espada hasta no dejar a un mahometano en pie. De ahí su apodo. Seguro que en la tradición musulmana habrá algún santón apodado ´matacristianos´, por mandar directamente con su cimitarra a cientos de ellos al reino de los cielos. Lo cierto es que todo episodio hay que verlo y juzgarlo con la mirada del periodo histórico en el que se produjo. Juzgar lo ocurrido hace 1.200 años y sus representaciones artísticas con ojos de hoy es un gran error.