Que viene, que viene. Sí, el uno de octubre, día de la independencia catalana, está a la vuelta de la esquina. Lástima que no sepa escribir en catalán, para decirlo más claro a aquellos que aún siguen pretendiendo una ilegalidad como la torre de un castellers. Solo me limitaré a decir escolti: ustedes saben que no es de recibo lo que pretenden por las bravas. Discutamos si Cataluña es una región de España con lengua propia, antecedentes históricos inmejorables (aunque creo que los reinos de Castilla-León o Navarra lo serían mucho más), incluso les admito que producen mucho y muy bien. Pero ni Europa los reconoce como nación independiente ni la Constitución española tampoco lo permite. Forzar la situación con palabras más o menos eruditas y huecas es eso, simplemente 'paroles', de la canción de Gianni Ferro.

Lo únicamente verdadero es que tal y como está la ley es imposible que se lleve a cabo un referéndum independentista. Cambiemos la ley si se quiere o pidamos al resto del país España que se pronuncie sobre si queremos que se vayan o no, y sobre todo lo que no puede pretenderse es que algunos quieran llevar contra la pared a muchos. Es cierto que se le puede reprochar al Gobierno de turno que no se negociara a tiempo y se evitara llegar hasta este punto, pero también es verdad que cuando uno no quiere oír es imposible hablar con él. Y cuando la ley está de una parte, el que la tiene en contra solamente puede pedir su reforma y entre tanto esperar y acatarla.

Lo único bueno de todo esto es que el Estado de Derecho está funcionando y aunque no es un problema judicial sino político los jueces están dando la talla para hacer cumplir la ley. Aunque no puedo negar que más de uno de los que estaban destinados en el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña hayan salido tan hartos, por la sensación de estar siendo utilizados, que hayan preferido pedir una excedencia o una prejubilación y marcharse a ejercer como abogados en Andorra, por ejemplo. Desde el Tribunal Constitucional hasta el TSJ dicho están obligando a cumplir la ley a los que pretenden ningunearla. No sé si llegara el momento en que el uno de octubre se llegue a abrir los colegios electorales y las urnas para votar. Si es así ya les aseguro que el juez/a de guardia de Barcelona no va a meter a la Policía ni al Ejército ese día para cerrar los locales y precintar las urnas, sobre todo para evitar alteraciones del orden público y darles en el gusto a más de uno. Por eso debe solucionarse por el Constitucional antes del uno de octubre todo este tema. Y posteriormente ya llegará el momento de enjuiciar por uno o varios delitos a los promotores de esta sinrazón, y serán inhabilitados como algunos de sus predecesores.

De todas formas ¿saben lo que hecho de menos? El pronunciamiento de las grandes empresas catalanas, pues se quiera o no, sea o no justo, por parte del resto de España, tácitamente los productos catalanes están siendo obviados y se prefiere adquirir otros que no hayan sido allí fabricados. Ellos mismos sabrán.

Como diría algún anuncio televisivo, uno de cada diez catalanes cree que es legal lo que intentan hacer el uno del diez del 2017.