Ahora que ha hecho los veinte años de la muerte de Diana de Gales, he recordado cuando visité la capital francesa y vi el pilar contra el que se estrelló su coche; lugar que, desde entonces, se ha convertido en uno de los puntos de mayor interés turístico de la ciudad. Así lo conté en mi libro de viajes Unos días en París:

«La última noche de un agosto, del garaje de este ostentoso establecimiento [el hotel Ritz], la princesa Diana partió a toda velocidad hacia la muerte. Durante el recorrido en autobús, hemos pasado por el túnel donde se encuentra el poste que se interpuso en el camino del automóvil en que viajaba Lady Di. Algunas mujeres del grupo -bastantes- han sugerido al guía que detenga el vehículo para fotografiarse junto al fatídico pilar y, luego, supongo, poder mostrar el retrato en la peluquería. El chofer argumenta que está prohibida la parada. Se escuchan airadas protestas, camufladas entre bromas, y se perciben rostros de decepción».